Tras tres semanas de conflicto, pescadores (armadores) y
«peixeters» (mayoristas y detallistas) llegaron ayer a un principio
de acuerdo que pone fin, de momento, a una polémica que parecía
eternizarse en un callejón sin salida. La consellera d'Agricultura
i Pesca, Margalida Moner, convocó el pasado domingo por la mañana a
los pescadores para presentarles una propuesta de acuerdo. Ésta
consistía en los siguientes puntos: los pescadores eliminan la
barrera de la Llonja del Peix de Palma que impedía el acceso a la
zona donde se prepara el pescado antes de subastarlo y la
sustituyen por una cinta, en un punto más cercano al género para
que pueda ser visualizado; los pescadores dejan (ayer mismo) de
vender directamente al público (al detall) en la Llonja, lo que
venían haciendo desde el pasado 30 de marzo; los «peixeters»
retiran las ocho denuncias que habían presentado contra la venta
directa al público; y a partir de hoy participan de nuevo en la
subasta electrónica, a la que habían dejado de acudir el pasado 22
de marzo, el día en que los pescadores decidieron cerrar la
barrera. Esa decisión incluso derivó en violencia, con gritos y
agresiones entre los dos bandos, en plena madrugada.
Más de un centenar de pescadores dieron su visto bueno a la
propuesta de la consellera y sólo unos pocos expresaron su rechazo.
Con esta aprobación ampliamente mayoritaria del sector pesquero,
Moner convocó ayer por la mañana a las dos partes. Tras explicar
los puntos de la propuesta, Moner, el director general de Pesca,
Miquel Àngel Calviño, y los representantes de los pescadores
(agrupados en la organización de productores Mallorca Mar, que
gestiona la subasta electrónica de pescado en la Llonja de Palma)
dejaron solos a los «peixeters» para que debatieran y discutieran
la propuesta. No fue necesario esperar mucho. En poco más de diez
minutos, los «peixeters» dijeron que aceptaban.No obstante, no se
han solucionado todos los problemas. Los dos sectores se
comprometen a darse dos meses de «tregua» para analizar la
situación conjuntamente y establecer la bases para un reglamento
que fije definitivamente el funcionamiento de la Llonja del Peix de
Palma y su subasta electrónica.
El principio de acuerdo permite volver a la normalidad, aunque
con matices. Los «peixeters» participarán de nuevo en la subasta
electrónica, que normalmente se inicia a las 04.30 horas, pero ya
no podrán acceder, como hacían antes del conflicto, a la zona donde
se prepara el pescado en los momentos previos a la subasta. Ese
libre deambular por esa parte de la Llonja se iniciaba más o menos
a las 04.00 horas y, allí, los «peixeters» comprobaban directamente
la cantidad y la calidad del pescado. Para Mallorca Mar, esa
práctica condicionaba y adulteraba la subasta (pactos de precios a
la baja), por lo que decidieron cerrar la barrera, aunque las
justificaciones de esta decisión apuntaban a razones de seguridad e
higiene. Ahora, los «peixeters» deberán conformarse con observar el
género desde una cinta, eso sí, en un punto más cercano que la
barrera. Para los mayoristas y detallistas, poder ver lo que
posteriormente se va a comprar es una razón lógica en cualquier
operación comercial o de mercado.
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