Bruno Morey, canónigo doctoral que estos días ha vivido en Roma el
funeral del papa Juan Pablo II, ha calificado la experiencia vital
de «maravillosa». «Han sido cinco días -del lunes 4 al sábado 9 de
abril- de vivir intensamente el catolicismo», ha afirmado Morey.
«He podido compartir el sentimiento general de todo el mundo por la
muerte del Papa», puntualiza Bruno Morey y añade que lo ha podido
vivir en Roma.
Además, tal y como comenta Morey, «ha sido una vivencia
inesperada» por cuanto él había viajado a Roma con un grupo de
vecinos de Valldemossa para conmemorar los 75 años de la
canonización de Santa Catalina Thomás y «estando ya el viaje
preparado nos encontramos con la noticia del fallecimiento de Juan
Pablo II».
Un Papa que Bruno Morey ha calificado como «Juan Pablo II, el
Magno» y de quien ha dicho que «hay que descubrirse, cuadrarse y
rendir armas ante la figura fuera de serie de quien por espacio de
más de veinte años ha conducido con mano firme al par que suave el
timón de la nave de Pedro» y añadido que es el Papa «de lo
ecuménico, tendiendo puentes entre las diversas religiones, que le
agradecen sus esfuerzos por una unidad, que urge evangélicamente al
grito coreado por una fe, que engendra esperanzas, y osa asomarse a
un mundo en el que reine el amor hermano». Morey concreta que la
experiencia de estos cinco días en Roma y en las inmediaciones de
El Vaticano, con toda la gente congregada con la intención de ver
al Papa recientemente fallecido ha sido una inyección de fe para
todas las personas que lo han vivido.
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