Poco a poco los niños, con la ayuda de los mayores, supieron dar forma a la pasta, con la que llegaron a hacer pequeñas ensaimadas. Foto: CLICK
La experiencia ha valido la pena. Al menos, a través de ella se ha puesto de manifiesto que niños de Educación Especial pueden, dentro de sus posibilidades, hacer ensaimadas. Por supuesto, pueden siempre y cuando sean dirigidos, y en según qué momentos ayudados. Y mucho más si se cuenta con un repostero de la talla de en Miquel d'es Forn de sa Pelleteria, hombre sabio, bueno y poseedor de una paciencia que ni el santo Job. La idea parte de Semilla, de la Conselleria d'Agricultura i Pesca. Ya la ha puesto en práctica con chavales de sexto curso y ha funcionado. ¿Por qué no probar con niños de Educación Especial? Y así lo han hecho. Los niños son de Aspace, el laboratorio es la trastienda del Forn de sa Pelleteria de Palma, y el maestro, en Miquel.
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