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La feria Anticart, que permanecerá abierta al público hasta el próximo domingo, presenta una gran variedad de antigüedades y obras de arte. Algunas de ellas destacan por su rareza como los especieros de los siglos XVII y XVIII que provienen del Puente del Arzobispo en Toledo. Los más comunes son los de tres senos, como los que hay en la feria, aunque se han llegado a encontrar de seis y siete.

Las lámparas «votivas», o «llanties» en mallorquín, tienen un gran valor, ya que son del siglo XVIII y están marcadas en Sevilla y dedicadas, además se encuentran en perfecto estado. Una pieza curiosa es el escritorio de sacristía que data del siglo XVII y que, aun siendo mallorquín, en los pomos hay un escudo de Hausburgo. Otro mueble excepcional es la cómoda mallorquina de jacaranda y hueso del siglo XVIII y estilo Luis XV.

Una de las piezas que más atraen la mirada de los visitantes es una cámara de cine de 1920 que ha sido adaptada por un ingeniero para que funcione. Su precio asciende a los 1.200 euros. Lo cierto es que en esta feria cuanto más antigua es la pieza, mayor valor adquiere. Es el caso de una talla policromada de Cristo de Joan Antoni Homs que es de 1.640 aproximadamente y que estaba en el predio de Son Mas de Andratx. Su premio es de 15.000 euros, es decir dos millones y medio de pesetas.

S. Coquillat