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La alcaldesa de Palma, la popular Catalina Cirer, remitió ayer a la Fiscalía de Balears el informe realizado por los Serveis Jurídics del Ajuntament a petición de la propia alcaldesa, tras la colocación de una bandera republicana en el balcón del Consistorio por parte del portavoz de EU-EV, Eberhard Grosske. El hecho tuvo lugar el jueves. Los otros dos concejales rojiverdes, Antoni Esteva y Marisol Fernández, también salieron al balcón con sendas banderas republicanas, si bien, a diferencia de Grosske, no las dejaron atadas a la barandilla.

Grosske quería conmemorar, de este modo, la proclamación de la II República, el 14 de abril de 1931, y también reclamar que se avance hacia la III República. Cabe recordar que Grosske, que fue conseller de Treball i Formació en la pasada legislatura con el Pacte de Progrés, retiró en julio de 1999 una fotografía del Rey de su despacho oficial en el Parlament, si bien tuvo que volver a colocarla posteriormente, y que en 2002 presentó una propuesta para que los futuros parlamentarios autonómicos no tuvieran que jurar lealtad al Rey en su toma de posesión.

Cirer había calificado el mismo jueves de «inconstitucional» y de «grave» la actuación de la coalición.

El informe de los Serveis Jurídics indica que la actuación de Grosske podría ser constitutiva de un presunto delito de ultraje a las tres banderas que siempre ondean en el edificio consistorial.

Respuesta
Por su parte, el grupo rojiverde en Cort reclamó ayer a Cirer, en un comunicado, «el mismo respeto y tolerancia hacia los que hacemos profesión de republicanismo, que el que EU-EV demuestra y continuará demostrando hacia quienes se declaran monárquicos». La coalición, que acusó a Cirer de formar parte «de la extrema derecha», añadió que el edificio de Cort «no es un cortijillo particular de la alcaldesa ni del equipo de gobierno». Asimismo, reivindicó su derecho a utilizar el edificio de Cort «como ámbito natural de expresión» de sus ideas, sus propuestas y sus reivindicaciones políticas. En cuanto a la búsqueda de posibles responsabilidades jurídicas, señaló que este caso tendría, posiblemente, el mismo final que el originado tras sus acusaciones de «pelotazo urbanístico» en la compra del solar de Son Espases.

El comunicado concluyó señalando, en tono irónico, que sería mejor que Cirer buscase posibles ilegalidades «en el incumplimiento de las normas de seguridad en establecimientos públicos, en las urbanizaciones ilegales en suelo rústico o en la venta de alcohol a menores».