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Todos ellos habitan la región de Solu-Khumbu, se han criado a los pies de las montañas más altas de la Tierra y han hecho de su oficio una importante alternativa económica a la tradicional actividad agrícola y ganadera de la zona. El nombre de su tribu se ha convertido, incluso, en denominación de origen de un determinado tipo de vida legendaria, pero una vez se conecta con su realidad las cosas son muy diferentes.

«La montaña sólo es un trabajo más, mucho más peligroso que cualquier otro, aunque nos da mucho dinero. Pero mi vida es más importante que lograr cimas», explica Pemba Rinji Sherpa, uno de los cinco sherpas de altura que acompañan a la expedición mallorquina al Everest. Nacido en Kharikhola, muy cerca de Lukla, Pemba es hijo de sherpa pero nunca permitirá que sus hijos lo sean.

Sueldo
Ellos no son porteadores, sólo entran en escena cuando empieza el ataque a la cima. Su sueldo oscila entre los 2.000 y los 2.500 dólares por expedición, un trabajo que puede prolongarse durante dos meses. A sus 34 años, ha hecho cuatro veces cumbre en el «techo del mundo», y asegura que la segunda quincena de mayo es la mejor época para lograrla. Pemba explica: «Somos como los actores secundarios, nunca triunfaremos como la estrella. Pero la gente tiene que saber que muchos no llegarían arriba del todo sin nuestro apoyo y experiencia».

Desde el campo base hasta la cumbre del Everest hay más de 3.500 metros de desnivel. Los sherpas de altura cargarán el material -tiendas, fogones, sacos, comida, cuerdas, oxígeno, etc.- de los diferentes campamentos, cuatro hasta el Cuello Sur, a 8.100 metros sobre el nivel de la mar. En la mayoría de los casos, el alpinista contrata entre uno y dos sherpas con el fin de descargar la mayor cantidad de peso posible. «Todo depende de cuánto nos paguen. Con dinero todo es posible, incluso que alguien que no sabe atarse un crampón suba al Sagarmatha», afirma.

«Jopela» -parece que recuperado de su contractura-, «Oli» y «los dos Tolos» (Quetglas y Calafat) inspeccionarán hoy la cascada del Khumbu. Un paseo por las hondas grietas de este laberinto de hielo, forrado de escaleras metálicas y cuerdas fijas, que les servirá para tomar conciencia del duro y largo proceso de mes y medio que ahora empieza.

Las tradicionales banderas de oraciones ya ondean sobre el campo base. Después de la ceremonia de plegarias y bendiciones que los sherpas organizaron para garantizar el éxito de esta aventura, y que fue oficiada por el lama de Pongboche, los mallorquines dedicaron buena parte de la jornada a inspeccionar el material que el domingo subirán los sherpas hacia los campos I y II.

Joan Carles Palos (enviado especial)