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«Nosotros, como miembros de una única Iglesia, venimos a dar gracias a Dios por el don del nuevo Pontífice y a expresar, como hijos de la Iglesia de Mallorca, nuestra comunión con él», afirmó ayer el obispo de Mallorca en la misa de acción de gracias por la elección de Benedicto XVI, en la Catedral.

El conseller de Interior, Jose María Rodríguez; la alcaldesa de Palma, Catalina Cirer, y la vicepresidenta del Consell, Dolça Mulet, fueron las autoridades más destacadas que se dieron cita en la Seu para dar la bienvenida al nuevo Papa, entre un escaso número de fieles en relación al gran aforo de la Catedral y a la vistosidad de la ceremonia, a la que no faltó una nutrida representación de las distintas congregaciones religiosas de Mallorca.

Poco antes de comenzar la misa, una vez que llegó la reducida delegación institucional, algunos fieles fueron invitados a ocupar los bancos delanteros de la Seu reservados a las autoridades que finalmente no llegaron.

La misa dio comienzo a las 19.00 horas y Jesús Murgui estuvo acompañado por cerca de 40 sacerdotes de la Diócesis de Mallorca, así como miembros del Cabildo y representantes de otros cultos con presencia en la Isla, entre los que se encontraba el archimandrita de la Iglesia Ortodoxa, el padre Makari, y representantes de diversas iglesias evangélicas.

La ceremonia contó con la extraordinaria actuación del coro de la Capella Mallorquina y Els Vermells de la Seu, que cantaron la pieza Simon Joannis de Lluís Millet, compuesta especialmente para el Seminario de Mallorca.

Durante la homilía, el Obispo valoró que Benedicto XVI recordara las palabras de Juan Pablo II que en octubre de 1978 marcaron un hito, «palabras claras y emblemáticas centradas en la fe y en la figura de Cristo», dijo.

Jesús Murgui destacó también las primeras palabras de Ratzinger cuando se definió como un «humilde trabajador de la Iglesia... Mi misión es servir, escuchar y dejarme conducir por el Señor».