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Con una nueva ubicación, la polémica de la mano de algunos funcionarios de Cort que piden un mejor convenio y la tradicional reivindicación del Lobby per la Indepèndencia de velar por las fiestas autóctonas, se inauguró anoche la XV Feria de Abril. Pese al gran estruendo provocado por los constantes silbidos y abucheos de los manifestantes, en el interior de las casetas se vivió un ambiente festivo propio de esta celebración andaluza.

Los asistentes, sobre todo las mujeres, bailaron al son de los ritmos más flamencos, rumbas, sevillanas y canción española. Aunque el baile se vio paralizado en algunos momentos por la subida de tono en la reivindicación de los policías cada vez que la alcaldesa de Palma, Catalina Cirer, cambiaba de caseta. La expectación por la polémica y las ganas de fiesta fueron dos sentimientos que reinaron en las primeras horas de la noche. Tras la marcha de los manifestantes, la fiesta volvió a adquirir el color y el ritmo habituales.

Además, muchos de los asistentes alabaron la nueva ubicación de la feria, en el polígono Son Rossinyol, junto al Hipódromo de Son Pardo, debido a las obras en la Franja Verde. 25.500 metros cuadrados es la superficie total de la feria más andaluza de Palma. Cuenta con una instalación eléctrica de cuatro torres, 18 postes, 32 puntos principales de luz, 6 filas de guirnaldas con más de 1.300 metros y 1.000 bombillas. En total, más de un millón de watios. Está compuesta por 28 casetas de unos 200 metros cada una, donde los asistentes empezaron ya ayer a disfrutar de los tradicionales pescaítos y los finos y a bailar sevillanas.

S.Coquillat/M.Azagra