El paseo de caballos también fue muy vistoso.

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Pese al calor reinante, en el recinto de la Feria de Abril se dieron cita alrededor de unas mil personas a mediodía de ayer, unos para tomarse el fino o la cervecita, y otros a presenciar los actos programados entre las doce y las dos de la tarde, que fueron dos.

En primer lugar, Benjamín «el Habichuela» presentó «Camino flamenco», un espectáculo muy digno -en un marco más adecuado, con mejor sonido y algo más que la luz artificial, dará mucho más de sí-, a través del cual, y con los gitanos errantes como protagonistas, nos mostró la evolución de la música flamenca, así como la de algunas costumbres gitanas, como cuando al son de la seguiriya los dos bailaores con bastones se disputan el amor de una mujer. Acompañado por los cantaores Sebastián Román y Paco Nieves, por la bailarina Carmen Torres y los bailaores Alejandro y Joselito, por la guitarra de Miguel Merino, la flauta de Vicente Borrás y la percusión de Miguel y Benji Román, el abanico musical que nos presentó «El Habichuela» fue amplio, desde rondeñas a bulerías pasando por seguiriyas, soleás y alegrías. Fue, como decimos, un magnífico espectáculo que el numerosos público premió con muchos aplausos.

A continuación tuvo lugar el primero de los paseos de caballos (hoy y el próximo sábado tendrán lugar los otros dos) distribuido en tres apartados: exhibición del caballo, del jinete, y del caballo con el jinete y la amazona a la grupa. La condición era ir vestido de corto para ellos -hubo uno que lució los atavíos de jinete menorquín- y ellas de faralaes o de balear. El jurado estuvo compuesto por Cristóbal Rodríguez, Víctor Terrón, Manoli Ortega y Pedro Amaya, presidente de la feria y de la Casa de Andalucía. El resultado se dará a conocer el domingo, una vez hayan concluido los tres paseos.

Por último, y por la tarde, la anunciada demostración de volteo a cargo de la Policía Montada tuvo que ser sustituida por lesión de uno de los que iban a hacerla por una exhibición de tándem seguida de otra de doma de alta escuela, en la que no faltaron los típicos paso españo, epasage, o caballos al trote elevando lentamente las patas, piaf, o trote sin avanzar, desplazamientos en diagonal, etc.

Pedro Prieto