TW
0

Ahora vienen dos semanas muy importantes para los intereses de la expedición «Mallorca a dalt de tot. Everest 2005». A partir del martes se abre una primera «ventana» que permitirá a los escaladores alcanzar el Campo III (7.200 m.) y completar así el proceso de aclimatación antes de que llegue la hora de atacar definitivamente la cima, prevista en torno al día 22 de mayo. Mientras tanto, y después de un intento frustrado de aclimatación en el Campo III de altura ubicado en la pared del Lhotse, los expedicionarios se encuentran de nuevo «velando armas» en el Campo Base. Joan Olivieri «Oli» y «los dos Tolos» (Quetglas y Calafat) se dedicaron ayer a hacer limpieza, además de ordenar y revisar sus utensilios de escalada.

Con la ayuda de sus compañeros, Tolo Calafat aprovechó para mudarse a la tienda de Jopela, ya que la suya se encontraba seriamente amenazada de muerte por una roca que, por ahora, yace inestable encima de un bloque de hielo. Esta frenética actividad despertó la curiosidad del resto de expedicionarios con los que comparten permiso de escalada al Everest, Carlos Pauner y Jesús Calleja. Todos siguieron de cerca la esmerada tarea de casi dos horas que desarrollaron los mallorquines bajo un imprevisto sol de justicia. Anécdotas aparte, el grupo se encuentra en estos momentos en perfectas condiciones físicas para cuando llegue la hora definitiva, que algunos sitúan entre los días 15 y 20 de mayo. En este sentido, los próximos quince días serán claves para ir ganando tranquilamente y sin prisas los 3.500 metros de desnivel que los separa del Campo Base (5.360m.) hasta el techo del mundo (8.848 m.). A pesar de eso, los nervios comienzan a aflorar ante los cambios repentinos de las condiciones meteorológicas.

La cima del Everest está cada vez más cerca, pero las posibilidades de conquistarlo son contadas. Por ello la lectura de las previsiones meteorológicos se convierte en un ejercicio obligado, antes de encontrarse con desagradables sorpresas más arriba. Las últimas nevadas han aumentado notablemente el riesgo de aludes en todo el Valle del Silencio, haciendo poco recomendable ahora mismo el tráfico por esta zona hasta que mejoren las condiciones. El viernes pasado, un sherpa de la expedición mallorquina resultó herido leve a consecuencia de la embestida de una placa de hielo que se desprendió repentinamente mientras se disponía con el resto de sus compañeros a llegar al Campo III para montar las tiendas. Un día después, nos llegan noticias de un alud que podría haber sepultado la mitad de las tiendas de este campo de altura situado además de 7.000 metros, justo en medio de la pared del Lhotse. Aunque las informaciones son confusas, un grupo de escaladores mongoles certificó ayer la situación. Mientras, unos oficiales de enlace del Campo Base llegaron a precisar que entre las tiendas afectadas podrían encontrarse las de la expedición de la Universidad Politécnica de Valencia. Sin embargo, después de la desbandada de sherpas y escaladores de los diferentes campos de altura, se hace difícil dar crédito a cualquier testimonio en relación a este acontecimiento.

Joan Carles Palos