Ha sido la peor noche de todas. Dentro de la tienda estaba a 17
debajo cero y fuera el viento me meneaba», aseguró ayer Tolo
Quetglas después de haber cubierto su segundo periodo de
aclimatación a más de 7.000 metros de altura. El escalador definió
como «una tortura» la noche que pasó en el campo III.
El otro Tolo o «el largo» -como se lo conoce cariñosamente
dentro del grupo de expedicionarios mallorquines- había bajado de
corrido los cerca de 2.000 metros de desnivel entre el tercer campo
de altura de la ruta sur al Everest (7.200 m.) y el campo base
(5.360 m.) y su rostro reproducía el esfuerzo hecho: «Necesitaba
llegar aquí para calentarme y descansar un poco».
A pesar de reconocer que no había sufrido ningún efecto por la
altura -«he bebido cinco litros de agua para mantenerme bien
hidratado»-, las condiciones a 7.000 metros «me han torturado como
nunca lo había hecho nada ni nadie». El escalador explicó que no
había podido dormir por el frío y el viento: «Las ráfagas eran tan
fuertes que la nieve traspasaba el nylon de la tienda. Sólo deseaba
que llegara el día».
A primera hora de la mañana, Tolo Quetglas y los cuatro sherpas
habían subido a montar las tiendas desde el campo II. «El
itinerario no es nada fácil y requiere mucha técnica», explicó el
escalador. De entrada, «tienes que superar una zona de seracs por
el Valle del Silencio hasta los pies del Lhotse y, a continuación,
superar un desnivel de 500 metros con una pendiente de hasta 60
grados».
A pesar de la lucha contra los elementos, el escalador se mostró
satisfecho: «Ya no me queda más que hacer cumbre. Me sentí con
fuerzas para llegar al Cuello Sur sin oxígeno».
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