TW
0

Joan Carles Palos (enviado especial al Everest)

Ha sido la peor noche de todas. Dentro de la tienda estaba a 17 debajo cero y fuera el viento me meneaba», aseguró ayer Tolo Quetglas después de haber cubierto su segundo periodo de aclimatación a más de 7.000 metros de altura. El escalador definió como «una tortura» la noche que pasó en el campo III.

El otro Tolo o «el largo» -como se lo conoce cariñosamente dentro del grupo de expedicionarios mallorquines- había bajado de corrido los cerca de 2.000 metros de desnivel entre el tercer campo de altura de la ruta sur al Everest (7.200 m.) y el campo base (5.360 m.) y su rostro reproducía el esfuerzo hecho: «Necesitaba llegar aquí para calentarme y descansar un poco».

A pesar de reconocer que no había sufrido ningún efecto por la altura -«he bebido cinco litros de agua para mantenerme bien hidratado»-, las condiciones a 7.000 metros «me han torturado como nunca lo había hecho nada ni nadie». El escalador explicó que no había podido dormir por el frío y el viento: «Las ráfagas eran tan fuertes que la nieve traspasaba el nylon de la tienda. Sólo deseaba que llegara el día».

A primera hora de la mañana, Tolo Quetglas y los cuatro sherpas habían subido a montar las tiendas desde el campo II. «El itinerario no es nada fácil y requiere mucha técnica», explicó el escalador. De entrada, «tienes que superar una zona de seracs por el Valle del Silencio hasta los pies del Lhotse y, a continuación, superar un desnivel de 500 metros con una pendiente de hasta 60 grados».

A pesar de la lucha contra los elementos, el escalador se mostró satisfecho: «Ya no me queda más que hacer cumbre. Me sentí con fuerzas para llegar al Cuello Sur sin oxígeno».