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J.T
El uso familiar del catalán se ha convertido en minoritario en las cuatro áreas urbanas principales del territorio lingüístico: Barcelona, Valencia, Alicante-Elche y Palma, además de otras zonas como Eivissa, con una economía próspera basada en los servicios y la importación de mano de obra forastera.

Así lo refleja el primer informe sobre la situación de la lengua catalana (2003-2004), elaborado por el Observatorio de la Lengua Catalana y firmado por los profesores de la Universidad de Barcelona, Eva Pones y Xavier Villa.

«La situación de la comunidad lingüística catalana es en conjunto delicada -dicen los autores-, en bastantes zonas pide intervenciones urgentes, y en algunas áreas la situación es de máxima emergencia y hay que actuar para asegurar alguna continuidad».

Según los expertos, para entender esta delicada situación hay que tener en cuenta que el catalán ha dejado de ser una lengua demográficamente hegemónica en buena parte del territorio y su «posición de subordinación lingüística» hace que la capacidad de atracción del catalán como lengua de acogida sea mucho más reducida que la de las lenguas normalizadas de su entorno.

Eso no quiere decir que la comunidad lingüística decrezca. En lo que concierne a la transmisión lingüística del catalán de padres de habla catalana a hijos, ésta continúa ininterrumpida sin embargo «hay dudas» que eso pase en Palma y Eivissa. En Menorca y part forana de Mallorca los porcentajes de hogares catalanoparlantes son elevados y la lengua está bien transmitida. Así, habría un mantenimiento y hasta un incremento de los catalanoparlantes nacidos en el territorio, moderado -o incluso anulado- por la avalancha de inmigrantes.