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En la noche del 28 de diciembre de 2004, una tubería de Emaya reventó en la calle Gabriel Fuster, dañando el agua muy seriamente la planta baja situada en el número 64 de dicha calle, propiedad del matrimonio formado por Crispín Román y Esperanza Avilés, que tiene tres hijos de corta edad, un bebé y dos niñas.

Ahora, el matrimonio ha anunciado que el próximo mes de septiembre presentará una denuncia contra Emaya si antes la empresa municipal no se pone en contacto con él para intentar llegar a un acuerdo económico por los daños que el agua causó en su piso.

La empresa aseguradora de Emaya, Mapfre, ha mantenido en estos últimos meses diversas reuniones con el matrimonio. En el último encuentro, que tuvo lugar el pasado 2 de agosto, la compañía aseguradora fijó en 75.000 euros el coste de la reparación de todos los desperfectos de la citada vivienda, mientras que Crispín y Avilés calculan que la suma debería ser de 129.000 euros, incluidos 18.000 euros por daños y perjuicios, y unos 6.000 euros por los costes del piso que se han visto obligados a alquilar desde entonces.

La mujer dijo que por cinco veces ha solicitado mantener una entrevista con la alcaldesa, la popular Catalina Cirer, para hablar sobre este asunto, «pero aún no he recibido respuesta». Avilés indicó que ella se había tenido que ocupar de todos los trámites para buscar un arquitecto que valorase los daños, «ante la apatía de la compañía aseguradora».