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Desde que saltase hace unas semanas la crisis política en Calvià con el pase al grupo mixto del concejal Joan Thomàs, la presidenta de Unió Mallorquina, Maria Antònia Munar, había guardado un prudente silencio. Pero Munar ya ha puesto fecha a la solución que quiere en Calvià.

La dirigente nacionalista ha exigido al PP que expulse del equipo de gobierno de Calvià al edil tránsfuga en el plazo máximo de un mes. Munar quiere que el propio Matas intervenga y ha advertido que si no hay soluciones en Calvià «habrá que hablar con el PP de incumplimiento de pactos». La presidenta de UM no ha concretado qué ocurrirá si el PP no toma medidas en septiem bre en Calvià, pero sigue siendo muy probable que el pacto del Consell de Mallorca pueda verse seriamente dañado el órdago de Munar es claro y transparente, como también lo ha sido la respuesta del PP.

A través de su portavoz, los populares han contestado que no aceptan ningún ultimátum y que adoptarán las decisiones que consideren oportunas en Calvià. Y ése es el gran dilema.

Desde el PP han dicho que la solución a la crisis política pasará por la destitución de todos sus cargos del concejal tránsfuga que abandonó UM para apoyar la recepción de las urbanizaciones de la familia Nigorra, pero falta saber si Carlos Delgado, un alcalde con una forma de actuación muy particular y, aparentemente, desoyendo repetidamente a la dirección del partido, acatará finalmente la solución que defienden Matas y Rodríguez para que la crisis de Calvià no se extienda al Consell de Mallorca.

No se puede ignorar que las consecuencias en la institución mallorquina podrían ser muy graves. Nadie sabe qué pasará, pero una ruptura del pacto PP-UM afectaría gravemente a la estabilidad política del Consell y no se vislumbra una alternativa de gobierno coherente en caso de que Munar tome medidas.