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El hospital de Son Dureta ha implantado una novedosa técnica estadounidense que permite la curación de heridas térmicas profundas o lesiones tipo pérdida de sustancia por traumatismo, mejorándose los resultados que hasta ahora se obtenían con otras técnicas como los autoinjertos cutáneos clásicos.

Hasta el momento en el hospital de Son Dureta se han tratado dos casos, dos niñas -una de menos de dos años y una adolescente de 15 años- con secuelas cicatriciales. Uno en cara posterior de pierna por secuelas de atropello, y el otro en cara anterior del tobillo por secuelas de necrosis cutánea tras sepsis meningocócica que están evolucionando favorablemente y se tiene previsto iniciar dos más en el mes de octubre.

Así lo explicó ayer la doctora Àngela Tarongí, adjunta al Servicio de Cirugía Plástica de Son Dureta, acompañada del director gerente del hospital, Carles Ricci; el doctor Mariano Rovira y el jefe del citado servicio, el doctor Antoni Cursach.

Para desarrollar esta técnica se utiliza un producto denominado «integra» que es un sustituto cutáneo, que aunque no evita realizar autoinjertos si que permite estos sean más finos, que consta de dos capas, una superficial de silicona, que realiza la función de epidermis -zona de protección- y otra más profunda, el regenerador dérmico, formado por una matriz proteica tridimensional de colágeno.