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La dimisión de Joan Thomàs de todos sus cargos en el Ajuntament de Calvià provocó ayer un importante giro político en la crisis vivida en el seno del PP tras la rebeldía protagonizada por el alcalde, Carlos Delgado, y toda la junta local. La renuncia de Thomàs vino acompañada de una rectificación de la junta rebelde. Aparentemente, la crisis en Calvià parece casi solventada, pero nada menos cierto. Todavía quedan muchos interrogantes por despejar. El más importante es conocer el futuro político de Carlos Delgado, el alcalde desleal, que ha protagonizado uno de los episodios más traumáticos que se recuerdan en las filas del PP en la etapa de Matas. Su postura no puede quedar impune y existe la intención en la cúpula balear de castigar la incomprensible actitud de Delgado y, por ende, de sus concejales y miembros de la junta local de Calvià.

Al margen de las consecuencias disciplinarias y su incidencia en las expectativas de futuro de todos los implicados, conviene subrayar el cambio de actitud de Joan Thomàs. El concejal tránsfuga renunció y con ello facilitó la rectificación de la junta local de Calvià. Algún día se sabrá el acuerdo secreto alcanzado entre Thomàs y Delgado para llegar a esta situación. Hace unos días, Thomàs ni se planteaba abandonar el gobierno municipal de Calvià. Ayer, el edil tránsfuga dejó todos sus cargos para ayudar a Delgado. ¿Por qué no lo hizo antes, evitando así la crisis en el PP?

La otra gran cuestión pendiente es si PP y UM serán capaces de recomponer su pacto en el municipio. Después de más de un mes de reproches, será difícil que Isidre Cañellas y Carlos Delgado puedan llegar a un nuevo pacto. El único acuerdo posible es que sólo se aprueben en Calvià aquellos asuntos que lleguen consensuados por ambas formaciones, dejando así sin valor el voto del tránsfuga. Por último, hay que destacar el gran esfuerzo realizado por Matas para mantener su pacto con UM. Su gesto debe ser valorado y aplaudido.