Las setas son las reinas indiscutibles de la gastronomía otoñal.

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Los frutos de otoño comienzan a asomarse en los puestos de los mercados municipales, reclamando la atención de los consumidores.

Por su sabor y exquisita textura, se consumen como fruta y sirven como ingrediente para elaborar mermeladas o licores, por lo que resulta interesante hacerse con ellos de inmediato.

En el Mercat de l'Olivar, en el puesto de Miquel Pomar, podían comprarse azufaifas («ginjols») autóctonos a 1,80 euros kilo, y de otra variedad cultivada en Mallorca, aunque de mayor tamaño y distinto bouquet, a 2,00 euros kilo. En el mismo puesto, en pequeña cantidad todavía, aparecían los pimientos verdes muy picantes, ideales para aliñar las aceitunas trencades a 3,60 euros kilo, así como las aceitunas verdes a 2,50 euros kilo.

La estación aporta también el apreciado tubérculo del boniato mallorquín, a 3,50 euros kilo.

En el puesto de Miquel Gelabert se mostraban tersos y muy frescos los dátiles de Israel a 4,85 euros kilo y la granada procedente de Alicante a 3,25 euros kilo. «La granada mallorquina -afirmó este titular del puesto- será más tardía».

Otro de los actractivos para los consumidores asiduos a este emblemático mercado palmesano lo constituyen las setas. En Frutas Escalas el titular destacó que «todavía no sabemos si será un año de buena cosecha, pero de momento van llegando procedentes de Seu d'Urgell y Àvila».

La variedad que se vende de esta última provincia se parece mucho aesclata-sang mallorquín y se vende a 25 euros kilo. Los «rovellons» alcanzan un precio de 20 euros kilo, seguidos de los peus de rata a 18 euros kilo; «trompetas de la muerte» a 18 euros kilo; «picornells» a 10,50 euros kilo y «rossinyols» a 28 euros kilo, aunque pueden bajar de precio».

Amalia Estabén
(texto y fotos)