Margalida Reus Bonafé ha cumplido 107 años y sigue hecha un bracito
de mar. Con la mente muy bien amueblada, aunque con algunos
problemillas en la vista y oído, se desenvuelve muy bien, sin
apenas ayuda de nadie, tanto es así que a diario se hace la cama,
arregla su cuarto, pasa la mopa por el suelo y el plumero por los
muebles, y encima, se acerca a la tienda a comprar pan apoyándose
en un bastón, que más que de apoyo utiliza para ir descubriendo
baches o piedras en el camino que es cuesta hacia abajo, de ida, y
hacia arriba, de regreso. Aunque eso -la pendiente- para ella no es
problema, ya que, como pudimos comprobar, la sube embalaita. ¡Ah! Y
por las tarde, con dos amigas, se va de paseo. Y, ya decimos: tiene
107 años.
Margalida, que vive en Biniamar con un sobrino, se ha quedado
soltera y sin compromiso, a pesar de que tuvo varios pretendientes.
«Está claro que nací para no casarme. ¿Que por qué? ¡Qué sé yo!
Tuve varios pretendientes, hasta hubo uno que cuando le rechacé me
dijo que me arrepentiría de haberlo dejado. ¿Pero qué podía hacer
si no tenía casera?». Sobre los hombres de entonces a la hora de
enamorar a las chicas, dice que «eran atrevidos con las mujeres.
Como los de ahora, tal vez».
También quiso ser monja, como su hermana Catalina, que abrazó los
hábitos con el nombre de Sor Adelina de Santa Ana, yéndose de
misionera a Hong Kong, pero tampoco hubo suerte. «No tenía
vocación».
Además de Sor Adelina, que falleció a los 100 años y seis meses,
tuvo otra hermana, Francisca, que también murió a los 100 años y
días.
En sus mocedades solía ir a la plaza, en las fiestas, a bailar
boleros y jotas. Era costumbre subastar el primer baile, al que se
ponía un precio. No recuerda si algún joven pujó por ella, que
seguramente sí lo hizo, pero sí se acuerda de que llegó a bailar
hasta en cuatro de los reservados para el alcalde. «Tampoco me
acuerdo si eran bailes agarrados, que a mí no me gustaban, pues
prefería las jotas y los boleros».
Le preguntamos que si en aquellos años el hombre solía agredir a la
mujer, como ahora. «¡Y tanto que la pegaba! Y ella, avergonzada,
callaba, y así evitaba que la cosa se supiera. No como
ahora».
Dice que de los tiempos actuales no le gusta la falta de respeto
hacia la familia, «pues antes el tío era el tío; era una persona
respetada por todos, no como ahora, que no es nadie», y las malas
noticias que a diario da la televisión.
¿Su peor momento? Aquella vez que la tuvieron que operar del
hígado. Cuenta que se vio tan mal, que hizo testamento legando
todos sus bienes a sus sobrinos con la condición de que éstos
cuidaran de ella, como así han hecho. Por fortuna, aquel mal
momento pasó, recuperó la salud y... véanla como está de bien.
Quien diría que tienen 107 años, ¿eh?
Fotos: Click
Centenaria en plena forma
Nadie diría al verla que Margalida Reus tiene 107 años
24/09/05 0:00
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