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«Sed perfectos como vuestro padre celestial es perfecto», con esta cita de san Mateo, el obispo de Mallorca, Jesús Murgui, titula su primera carta pastoral, una invitación a la santidad de los fieles, casi dos años después de que en diciembre de 2003 fuera nombrado obispo de la Diócesis de Mallorca. Murgui presentó un texto de 50 páginas, que tendrá una tirada de 2.000 ejemplares, en el que destaca el papel «decisivo» de la familia cristiana en el «mayor reto» que tiene la Iglesia en la actualidad; la transmisión de la fe en la infancia y la juventud.

El escenario fue la parroquia de Valldemossa, en honor a santa Catalina Thomas, canonizada hace un cuarto de siglo, y en la que se inspira la encíclica junto a sor Francinaina Cirer, la beata de Sencelles, de la que ahora se cumplen 150 años de su muerte.

Dos modelos de mujer, «de santidad»; a través de los cuales el obispo analiza la «vocación universal a la santidad y pastoral» de la Iglesia de Mallorca; la importancia de una «acción pastoral que fortalezca y transmita la fe» y que sostenga «la caridad y potencie las comunidades vivas». Sobre la transmisión de la fe, la carta dice: ««En unos momentos, los nuestros, en los que, quizás, el mayor reto en la vida de nuestra Iglesia es la transmisión de la fe... La importancia de la familia ha sido decisiva». Asimismo, destaca la importancia de potenciar la recepción de los sacramentos «especialmente de la Penitencia y la Eucaristía».