Ayer fue el día en el que todo el mundo miró al cielo por unos
minutos, con la protección aconsejada. La Universitat de les Illes
Balears (UIB) fue otro de los lugares donde se reunió la gente para
contemplar este fenómeno astronómico. Pero no fueron sólo los
universitarios, sino que escolares de distintos centros de Palma,
como el colegio Pius XII y el Colegio Francés, se acercaron al
campus para poder observar más claramente el eclipse.
El fenómeno pudo contemplarse a través de un telescopio con
filtro solar por visión directa, un sistema de visión indirecta,
una retransmisión por ordenador y a través de las gafas homologadas
para tal observación. Todo ello bajo la supervisión de José Luis
Ballester, catedrático de Astrofísica de la UIB.
Eran las 9.30 horas cuando los escolares llegaban al campus,
concretamente a la entrada del edificio Mateu Orfila i Rotger,
donde se preparó todo el material. La cola para mirar este
espectáculo de la naturaleza desde el telescopio fue creciendo a
medida que los alumnos llegaban a la universidad. Sin duda, fue la
actividad más concurrida de las allí presente junto a la visión a
través de las gafas protectoras. Muchos de ellos trajeron las gafas
desde casa, a otros se las regaló el propio centro o se las
facilitó el Departamento de Física de la UIB. Pese a que conocían
los riesgos de mirar sin la protección aconsejada, muchos de los
niños echaban un vistazo al sol durante el eclipse siempre seguido
de la regañina de algún compañero o de un profesor.
Una enorme galleta
Todos lo contemplaron atentamente y cada uno de ellos dio su
personal explicación sobre el fenómeno. María dijo que el sol
parecía «una enorme galleta» a la que le habían dado un mordisco
mientras que a Fernando le parecía un plátano. Marc dijo que había
una sombra que tapaba el sol y producía el eclipse. Mejor
encaminado iba Martí que señaló que esa sombra era «la Luna que
tapaba el Sol».
Algunos conocían el argumento científico de este fenómeno porque
o sus padres o sus profesores se lo habían explicado. Así, Iván
controlaba la hora para ver el momento cumbre, que se vio
perjudicado por la nubosidad meteorológica, mientras daba las
explicaciones oportunas a sus compañeros. Isabel añadió que, en ese
preciso momento, el sol se quedaba como «un anillo de fuego». Para
Pau, el eclipse no tenía otra explicación que la de que «la Luna se
ha puesto debajo del Sol porque la tierra se mueve y así el sol se
ve muy poco». No sólo los escolares contemplaron el eclipse desde
la UIB sino que los universitarios también lo hicieron en lo que
era su primer día de curso. Los profesores, el rector de la
universidad, Avel.lí Blasco; y el vicerrector de Estudiantes, Joan
Antoni Mesquida, así como el personal de limpieza salieron a
contemplar el espectáculo. Los que no tenían gafas y no querían
hacer la cola del telescopio, lo miraron a través de un charco de
agua que hacía de filtro.
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