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A lo largo de esta semana, uno de los asuntos sobre los que más han hablado los ciudadanos de Palma ha sido el de la polémica demolición del puente de Gaspar Bennàssar, es pont des tren, que tuvo lugar durante el pasado fin de semana. El proyecto de desmontaje del puente fue elaborado y ejecutado por la Conselleria d'Obres Públiques, mientras que el Ajuntament de Palma era la institución que debía velar para que todo el proceso se llevase a cabo de acuerdo con lo aprobado en la Comissió del Centre Històric de 13 de julio de 2004. Las principales críticas que han recibido tanto el Govern como Cort hacen referencia a un presunto incumplimiento del proyecto de retirada del puente aprobado en su momento y a las dudas sobre si se han preservado todas las piezas que debían conservarse, según establecía el propio proyecto. Cabe recordar que, en principio, todo el proceso debía durar algo más de un mes y que, al final, duró sólo dos días. Ambas instituciones dicen que se ha actuado de forma correcta y ajustada al proyecto, y los partidos de la oposición y diversas entidades dicen que esto no es así. Dentro de un tiempo se dispondrá ya de todos los datos referidos a esta actuación y se podrá formular entonces una opinión definitiva sobre la misma. Ahora, una vez que se ha garantizado ya la reconstrucción del puente, con algunas modificaciones en su estructura, sería bueno que se hiciera una reflexión entre todos y que se pensase que en cuestiones de patrimonio hay que buscar siempre el máximo consenso posible, entre otras razones porque cada pérdida en este sentido es siempre irreparable. Por último, debe recordarse que los ciudadanos tienen el derecho a disponer de la máxima información previa en actuaciones de este tipo, circunstancia que en esta ocasión no se cumplió, aunque fuese con la intención de evitar posibles incidentes.