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Cort ha decidido retirar sus guías sobre sexualidad y ha pedido disculpas por su contenido. Paradójicamente, el Ajuntament de Palma había conseguido con la publicación de estos folletos algo complejo en la política actual: el respaldo prácticamente unánime de todos los grupos políticos municipales. El gesto de Rafel Duran, teniente de alcalde de Esports i Joventut y también máximo responsable de la edición de estos manuales dirigidos a un amplio sector de la población, admite diversas interpretaciones, aunque delata con claridad que el político en cuestión ha claudicado ante los sectores más conservadores de su propio partido, aun reconociendo que había algunos contenidos y expresiones innecesarios o mejorables, y que algunas personas pueden haberse sentido molestas al leerlos.

Es notorio que en el PP balear cohabitan diversas facciones y su ala más dura está ganando terreno. Con uno de los índices de sida más elevados de España y un número de abortos voluntarios que crece de forma espectacular año tras año, es una obviedad que en esta Comunitat la educación sexual es cuanto menos mejorable. Negarlo es obviar la realidad, y las instituciones -incluido Cort, por supuesto- tienen la obligación de activar mecanismos para combatir estas dos grandes lacras.

Una buena medicina es la información, educar a nuestros jóvenes y ofrecer respuestas claras y concisas a las preguntas que muchas veces se formulan. En esencia, las guías que había editado Cort respondían a una demanda y necesidad real de nuestra sociedad. En vista de cómo se han precipitado los acontecimientos, el conservadurismo más recalcitrante ha impuesto sus decimonónicas ideas y teorías, casi siempre -como ocurre en este caso- alejadas de la realidad. ¿Por qué negar una información vital a nuestros jóvenes? Ellos sabrán.