Quien más quien menos en este país sufre los embates de un
crédito hipotecario y la fiebre especuladora que ha enriquecido a
unos cuantos ha contribuido a que la mayoría padezca las
consecuencias de la subida desorbitada de los precios de la
vivienda. De ahí que los créditos suscritos más recientemente
difieran llamativamente de los que fueron obtenidos tan sólo hace
unos pocos años. Son más abultados y de muy largo plazo, lo que los
convierte en víctimas propiciatorias en caso de que se produzca la
subida de los tipos de interés que prevén todos los expertos para
los próximos 24 meses (ya se ha iniciado).
Tampoco es cuestión de crear alarma social, porque los
entendidos afirman que la hipoteca media se encarecerá en unos
1.200 euros al año si el precio del dinero crece como está
previsto. De momento no hay por qué asustarse, pues la más reciente
subida del Euribor ha encarecido las cuotas de los préstamos en
unos veinte euros mensuales, que cualquier familia podrá asumir con
total tranquilidad.
De cualquier forma, siempre es preferible andar prevenidos y
tener un poco en cuenta los avisos de las autoridades monetarias,
que tienden siempre por naturaleza un poco al alarmismo. También es
cierto que se detecta cierta alegría por parte de la ciudadanía a
la hora de contratar préstamos, ya no sólo hipotecarios, sino para
la vida diaria, lo que puede conllevar una situación de riesgo real
en caso de que los tipos se eleven de forma moderada. En fin,
siempre es bueno conocer el momento económico y las perspectivas
que se ven a corto y medio plazo, aunque el horizonte de la
preocupación parezca todavía lejano y resulte improbable que se
alcance ese precio del dinero al seis por ciento que algunos
agoreros vaticinan.
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