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Maria Antònia Munar hizo ayer su «rentrée» política para convertirse en la gran protagonista del debate sobre política general del Consell de Mallorca. Tras permanecer un mes apartada de la política por una delicada intervención quirúrgica, Munar hizo gala de un discurso centrado, como ella misma repite, y realista. Ésa es, posiblemente, la principal virtud de la presidenta del Consell de Mallorca. Se podrán criticar algunos aspectos de la gestión de Munar, pero nadie podrá decir que la presidenta de la institución insular no actúa con pragmatismo a la hora de adoptar decisiones importantes. Y hay dos ejemplos muy claros: Son Espases y las carreteras. En relación al hospital, Munar ha tenido muy claro que la elección del terreno del futuro centro es una decisión que compete directamente al Govern y al Ajuntament de Palma. Por lo tanto, ha respetado la decisión de las dos instituciones, ha mantenido la protección de La Real y ha dado luz verde al nuevo hospital. En carreteras, la política del Consell también ha sido muy clara desde el principio de la legislatura. La institución insular apuesta por los desdoblamientos como alternativa a las autovías o autopistas que pone en marcha el Govern del PP. Munar volvió ayer a la escena política y defendió la mallorquinidad, la necesidad de recuperar los valores tradicionales de Mallorca. Y fue contundente en materia lingüística, a diferencia de sus socios del PP. Pidió que los habitantes de Mallorca tengan el deber de conocer el catalán.

No hubo demasiadas sorpresas, en este sentido, en la intervención de Munar. Y tampoco sorprendieron las réplicas de la oposición. Crespí (PSIB) no llegó a plantear una crítica de fondo y fueron el PSM y EU quienes lo hicieron. Munar les respondió desde la moderación pero con contundencia.