La organización ecologista Greenpeace acaba de leernos la
cartilla en materia de reciclaje. Balears es la comunidad autónoma
que más residuos genera por habitante y día en España, no recupera
el 91 por ciento de sus desechos y la reutilización y reciclaje son
mínimos. Esto es lo que dice el informe, que debería subirnos a
todos los colores. Porque sabemos que vivimos en islas, lo cual
conlleva un irresoluble problema de territorio y aun así nos
dedicamos alegremente a generar basuras y más basuras que sabemos
que irán a parar a las incineradoras o, en según qué casos, a
vertederos que también tienen una capacidad y un espacio
limitados.
Es un problema grave que el hecho turístico no hace más que
empeorar, por la enorme población flotante que padecemos durante la
temporada alta, y, por ello, debería ser un asunto de la máxima
prioridad para nuestras autoridades. Sin embargo, parece que todos
los esfuerzos realizados han dado escasos resultados, y a la vista
están los hechos, pues la producción de residuos ha crecido casi un
35 por ciento en los últimos diez años.
Es, sin embargo, un problema que presenta muchas facetas, y la
más importante de ellas, sin duda, es el propio sistema de consumo
que vivimos, puesto que cada producto que compramos y consumimos
produce residuos. De esta forma, el ciudadano no puede controlar la
cantidad de basura que genera, pues por fuerza debe deshacerse de
cantidades ingentes de envoltorios superfluos. Ante esta situación,
nuestros dirigentes deben plantearse alternativas, quizá
favoreciendo el reciclaje con mayor énfasis, penalizando la
superproducción de basuras o premiando su disminución. Cualquier
idea es buena para atajar un problema que no hace más que
crecer.
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