Jeroni Albertí es, entre los políticos -y en este término no hay
conflicto de género pues, hasta el momento, todos los «ex» son
presidentes- el que tiene el pleno: el primer retrato de los seis
que cuelgan en la capilla del Consolat de la Mar es suyo. Posa de
pie para el pintor uruguayano Alceu Ribeiro, discípulo de
Torres-García, que para la retratística institucional toma un
estilo académico. Albertí, de pie en el Consolat y ligeramente
apoyado en el brazo de una butaca para el retrato que cuelga de la
Sala de Plenos del Consell de Mallorca, obra de Carmen Crespí,
vuelve a ser retratado por ésta, esta vez institucionalmente
sentado, para la pintura que, desde la Sala del Senado del
Parlament, le recuerda como presidente de la Cámara balear.
Con una pose más cómoda y distendida pintó Carmen Crespí, la
artista a la que más veces han recurrido los ex presidentes, a
Antoni Cirerol, primer presidente del Parlament, que aparece
sentado en un rincón de un sofá, las manos cruzadas sobre las
piernas y, como en el caso de Albertí y de la práctica totalidad de
los ex presidentes que aparecen sentados, de medio lado, se supone
que para evitar el difícil escorzo de las piernas, algo con lo que
se atrevió el pintor menorquín Sansuguet, al retratar, para el
segundo puesto de la galería del Consolat, a Francesc Tutzó,
sentado casi frontalmente.
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