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El president del Parlament, Pere Rotger, animó ayer a los representantes políticos de la ponencia parlamentaria a que hagan todos los esfuerzos que sean necesarios para que el nuevo Estatut d'Autonomia permita que Balears entre a formar parte de una autonomía «de primera categoría, tal y como se merecen sus ciudadanos».

Rotger hizo esta afirmación durante la fiesta de conmemoración del XXIII aniversario del Estatut d'Autonomia, que ayer tuvo lugar en el Parlament con dos centenares de invitados entre los que se encontraban las principales autoridades de las Islas y representantes de los partidos de izquierda que, en esta ocasión, sí acudieron al acto.

Consenso
Rotger reclamó consenso a las fuerzas políticas y les advirtió de que, si no se alcanza esta unidad, es muy probable que la necesaria reforma del Estatut ni siquiera llegue a salir adelante. La reforma del Estatut no debe «inquietar» a los políticos si uno de los principios básicos a la hora de abordarla es el consenso «como premisa de unos elementos imprescindibles: la prudencia, la reflexión, la confianza con el objetivo final de la unidad».

El president del Parlament recordó que este consenso dominó durante la época pre autonómica, en la que se forjó el actual Estado de las Autonomías gracias a la renuncia de objetivos por las distintas partes. Pere Rotger incidió en que los representantes de las instituciones no pueden dar pasos atrás en este proceso «porque quedan muchos para dar hacia adelante».

Para Rotger, el trabajo realizado por la comisión de sabios ha sido muy valioso ya que se ha hecho al margen de coyunturas políticas, sin presiones y un clima de distensión. Por ello, concluyó que las bases de lo que debe ser el futuro Estatut están bien puestas. No obstante recalcó que la reforma debe hacerse de tal manera que ninguna autonomía sea más que las demás y que nadie gane ni pierda. «La reforma del Estatut d'Autonomia ha de enmarcarse en el respeto más escrupuloso a la Constitución española», recalcó.

Irrenunciable
El president del Parlament enumeró tres puntos que, en su opinión, son irrenunciables a la hora de acometer la reforma del Estatut: que incluya el reconocimiento a la insularidad, la necesidad de plantear las reivindicaciones en los foros que marca la Constitución y, sobre todo, el establecimiento de una serie de garantías «para que las comunidades autónomas puedan disfrutar de la seguridad jurídica que hoy no existe».

Rotger apeló a la «ambición como pueblo» para conseguir un Estatut de primera y emplazó a los líderes políticos a que sepan transmitir a los ciudadanos la necesidad de iniciar la reforma del Estatut. Como ya es tradicional, el president del Parlament anunció su compromiso de comenzar de nuevo las conversaciones con las distintas fuerzas políticas para conseguir el nombramiento del Síndic de Greuges.