Las calles de Katmandú. Foto: JOAN C. PALOS

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JOAN C. PALOS
Ya estamos aquí de nuevo», exclamaron ayer Joan Antoni Olivieri, Tolo Calafat y Tolo Quetglas a su llegada a la capital del Nepal, Katmandú. La expedición «Mallorca a dalt de tot. Everest 2006» llegó ayer a mediodía a la tierra de las grandes montañas tras unas 30 horas de vuelo desde Palma, con escalas en Madrid, Roma y Bangkok. Menos mal que el buen humor y las ganas de llegar a la cima del equipo empujaron más que nunca al equipo. En este sentido, la experiencia es un grado.

Al grupo le espera hoy un día muy duro. De entrada, si se confirman las previsiones, mañana vuelan hacia Lukla, hecho que les obligará a acelerar el recuento de todo su material, lo que han traído de Palma, lo que enviaron a Katmandú hace unas semanas y lo que tenían en depósito en la empresa Thamserku -responsable de la logística de la expedición de hace un año-. En total, son más de 500 kilos de equipo de escalada, material de montaña y delicadezas gastronómicas mallorquinas, como sobrasada o galletas de Inca, que servirán para alegrarles las horas muertas en el campo base del Everest.

Las tensas negociaciones con los sherpas y la contratación de los servicios de Thamserku quedaron apalabradas después del primer intento de llegar a la cima del techo del mundo. Así que no se trata sólo de un «mal camino que pasar rápido», sino del valor de la lección aprendida. Durante los próximos días conoceremos al resto del grupo que acompañará a Oli y a los dos Tolos en su segundo asalto a la gran montaña. De momento, ayer conocieron a José Diego, un escalador de Cantabria, que quiere hacer el Everest en solitario por la vertiente norte a través del corredor Norton.