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La mañana del domingo de Pascua en la Seo fue una mañana de niños. Mañana de Leonor, infanta de España. Mañana de sus primos, los hijos de los duques de Palma y de Lugo. Mañana en la que los mayores de Palacio quedaron relegados a un segundo plano en aquella especie de pasarela que se organizó frente a la puerta principal de la Catedral. Leonor vestía a juego con sus ojos azules claros. Los varones de los duques de Palma, con bermudas azules y jersey verde pistacho; el primogénito de los de Lugo, con bermudas y chaqueta. Irene, la pequeña de los de Palma, como visten las pequeñas que todavía no andan. Y Victoria, la menor de los de Lugo, con falda y jersey. Y, como hemos dicho, al ser los niños los protagonistas, los mayores, si querían chupar cámara, debían acercarse a ellos, acariciándolos o haciéndoles carantoñas, como las que le hizo el obispo Murgui a la pequeña heredera Leonor, a la que luego besó.

Como a la Familia no hay que enseñarle a posar ante las cámaras, pues se saben todos los secretos del posado, no nos sorprendió que a la salida del templo, tras la misa, la pequeña Leonor apareciera con chupete y en brazos de su padre, el príncipe de Asturias, lo que suponía una nueva foto que nada tenía que ver con las que les habían hecho antes.

En cuanto a los Reyes, los príncipes de Asturias, los duques de Lugo y los de Palma, diremos que vistieron muy elegantemente. Especialmente ellas y, entre ellas, la infanta doña Elena. Y es que no podía ser de otro modo.

Pedro Prieto