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Una repentina nevada ha retrasado el inicio del asalto mallorquín en la gran montaña. «Oli» y los dos Tolos tendrán que esperar uno o dos días hasta poder subir a los dos primeros campos de altura, sobre la cascada de hielo y el valle del Silencio, donde empezará la segunda fase de aclimatación.

De momento, nos llegan noticias de que hasta 17 personas permanecen atrapadas en los campos 1 y 2 por la cantidad de nieve caída que tapa las numerosas grietas y que dificulta seriamente el paso.

Y es que desde la pasada medianoche del lunes no ha parado de nevar en el campo base del Everest, donde el grueso de nieve superaba ayer por la tarde los 40 centímetros.

Durante todo el día de ayer resultó prácticamente imposible moverse por los alrededores de las tiendas, las cuales tuvieron que ser desenterradas por los sherpas para dar salida a los escaladores.

La lectura, los juegos de mesa y la música eran los pocos entretenimientos en un día blanco y frío a 5.310 metros de altura.

De momento, los planes de la expedición «Mallorca a dalt del tot. Everest 2006» se han suspendido temporalmente, a la espera de que cambien las condiciones climatológicas en las próximas horas o días. Cabe decir que este tipo de nevadas al comienzo de primavera son muy habituales en la cordillera del Himalaya y, por lo tanto, no tienen que suponer una preocupación excesiva.

El único peligro de verdad, comentan los sherpas, es que la nieve ha tapado el rastro del camino y ha hecho invisibles las grietas, algunas de una profundidad insondable, por lo que no se recomienda un avance hacia los campos de altura.

Sin embargo, todas las expediciones acampadas en la cabecera del glaciar del Khumbu sufren el mismo problema. La veintena de grupos que aspira coronar el Everest y los 48 escaladores que miran hacia el Lhotse casi no han podido establecer los dos primeros campos de altura y sólo un grupo ha pasado la noche en uno.

Ahora mismo, otro de los peligros a tener en cuenta es el incremento de riesgo de avalanchas por la cantidad de nieve acumulada en los lados del macizo del Everest y de sus alrededores. Precisamente, ayer mismo se oyeron algunos truenos preocupantes por los alrededores del campo base.

«Oli» y Tolo Quetglas calmaron sus ansias de reanudar su partida con la gran montaña con la lectura de best sellers, como «El código Da Vinci» y «La fortaleza digital» de Dan Brown, mientras que Tolo Calafat hizo lo propio con el Tantrix, un complicado juego de mesa a prueba de los carácteres más pacientes que también compartió con la lectura de «La sombra del viento» de Carlos Ruiz Zafón. La cuestión es llenar las horas muertas que se generan cuándo la climatología te deja encerrado en tu tienda de campaña. Incluso los sherpas pasaron el día jugando a cartas.

A pesar de la bella estampa de la copiosa nevada caída sobre todo el valle del Khumbu, la situación genera preocupación entre los escaladores. La única cosa que los conforma es que a la altura del campo base también se aclimatan y, por eso, no se pierde el proceso de adaptación del organismo a la progresiva falta de oxígeno iniciado días atrás.

Entre hoy y mañana, «Oli» y los dos Tolos esperan poder ponerse nuevamente en marcha.