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MAITE ALVITE
La protesta antiautopista consiguió acaparar gran parte del protagonismo de la celebración del día grande de Sant Jordi, en Eivissa. Como si de un entierro se tratara, más de un centenar de personas aparecieron vestidas de luto a las puertas de la iglesia para dejar patente su rechazo a los proyectos viarios.

El programa de fiestas comenzó como estaba previsto a las diez de la mañana acompañado de buen tiempo y de algunos cambios de última hora que hicieron presagiar que este día grande de Sant Jordi no iba a ser igual que los anteriores. La rúa de carros típicos, que tradicionalmente tiene lugar antes de la misa solemne, al final se acabó realizando tras la procesión, mientras las autoridades, que normalmente se mezclan con el resto de población para disfrutar de buñuelos y orelletes, trasladaron su ágape al interior de las oficinas municipales de Sant Jordi.

Como ocurriera ya en las fiestas de Sant Josep, los antiautopistas acabaron focalizando la atención con su particular protesta enlutada, que transcurrió la mayor parte del tiempo de forma respetuosa y pacífica. Una comitiva de más de un centenar de personas vestidas de negro portando cruces y pancartas contra las autovías esperaban a la entrada de la iglesia y en la calle principal para recibir a los políticos.