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Diecisiete años después de organizarse por primera vez la Feria de Abril en Palma sigue congregando a cientos de palmesanos que acuden a ella cada año para sentir de cerca durante diez días tradiciones del sur de España. Catalina Cirer, mucho más tranquila que en 2005, fue la encargada de encender el alumbrado -por segundo año consecutivo en Son Rossinyol- junto a varios concejales del Ajuntament de Palma, entre los que se encontraban la regidora de dinamizació ciudadana, María José Frau y el regidor de Hissenda, Pedro Àlvarez, entre otros.

Como viene siendo habitual, los integrantes del Lobby per la Independència -vestidos con el traje típico mallorquín-, asistieron a la inauguración de esta feria de forma testimonial y regalaron a la alcaldesa unas anteojeras de caballo tales como las que llevaban los equinos que pasearon a Cirer junto a algunos miembros de su equipo por algunas de las casetas de la feria, entre las que se encontraban la del propio Ajuntament y la del Grup Serra, que visitó a continuación.

Cirer aprovechó para invitar a los mallorquines a que «disfruten de la cocina típica de Andalucia» visitando una feria que, según confirmó, «está bien consolidada ya que cada año tiene más aceptación». La alcaldesa confesó que ya no se viste de flamenca, aunque dijo que «sí que lo he hecho alguna que otra vez, con un traje rojo y negro que tengo guardado». Sobre la ubicación en Son Rossinyol de la feria mandó un aviso a navegantes: «Está mucho mejor distribuida que cuando estaba al lado del cementerio pero si hay que trasladarla de nuevo a otro sitio, habrá que sentarse hablarlo antes».

Javier J. Díaz