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Oli y los dos Tolos saben que la mejor terapia para no ponerse nervioso los días de descanso es relajarse y no mirar la montaña. Especialmente ahora, cuando se acerca la fecha de hacer cima y todo el mundo está pendiente del calendario y de la predicción meteorológica para hacer sus planes de ataque a la cumbre. La expedición mallorquina al Everest sabe que a partir del 13 de mayo empieza la cuenta atrás y que no vale distraerse. De momento, la calma ha vuelto al campo base, después del susto del lunes pasado. El escalador italiano Walter Berardi, herido en la cabeza por un bloque de hielo en la cascada del Khumbu, fue trasladado ayer por la mañana a un centro hospitalario de Katmandú. En el helicóptero lo acompañó el alpinista Simone Moro, quien se ofreció a hacer todas las gestiones para ayudar a su compatriota. En cuanto al estado de salud del expedicionario, Berardi se quejaba anteayer noche de la herida en la cabeza y de un golpe en la espalda, además había perdido la visión. Después de pasar la noche en la tienda hospital del Himalaian Rescue Association, el escalador se despertó ayer aparentemente recuperado de casi todos sus males, e incluso fue caminando hasta el helipuerto del campo base. A pesar de eso, todavía veía nebuloso. La revisión médica que le harán en Katmandú tendrá la última palabra.

Los miembros de la expedición mallorquina al Everest y el leonés Jesús Calleja, quien encabeza el permiso de expedición al Lhotse en la cual también se integran los italianos de Berardi, visitaron el campamento al cual pertenece el escalador siniestrado. Oli, los dos Tolos y Calleja fueron recibidos por Mario Merelli, jefe de la expedición, y por la sevillana Lina Quesada, quienes agradecieron su interés y solidaridad invitándolos a una merienda en la cual no faltó queso parmesano, chorizo de Bérgamo y vino de la tierra. Ayer tarde, los escaladores isleños prepararon los últimos depósitos de comida que los sherpas subirán hoy mismo al campo 3, y que también servirán para el 4.

Conviene tenerlo todo muy calculado, porque cualquier error aquí abajo puede devenir en un drama allí arriba. Básicamente, se toman sopas instantáneas, un poco de atún en conserva, galletas, uno poco de embutido, frutos secos y chocolate. Sin embargo, mantenerse bien hidratados es una cuestión vital a tener en cuenta en los campos de altura. Mañana volverán a subir a la cascada de hielo y a atravesar el Valle del Silencio para dirigirse hacia la pared del Lhotse, donde instalarán un campamento a 7.300 metros de altura. Oli y los dos Tolos tienen previsto volver a la base el sábado por la tarde. La siguiente fase ya es la decisiva y, por lo tanto, requiere más cuidado. El cuello sur, a ocho mil metros, separa la cuarta montaña más allá de la Tierra del techo del Mundo. Allí tienen que montar el campo 4, desde donde acometerán el ataque final a la cima. De momento, el campamento de los mallorquines suma otro miembro, se trata de Miguel Àngel Pérez. Este joven escalador nacido en Barcelona de familia leonesa y residente en Madrid tiene previsto escalar el Everest por las mismas fechas que los mallorquines.

Joan Carles Palos