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El precio medio del suelo rústico de Balears asciende a 16.838 euros por hectárea (2.806.000 pesetas), lo que casi duplica la media estatal, fijada en 9.024 euros por hectárea, según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, publicados en 2005 y referidos a 2004.

Así, el valor de la tierra en las Islas supera la media española en 7.814 euros (1'3 millones de pesetas) por hectárea. Por comunidades autónomas, el suelo rústico de Balears es el tercero más caro de España, por detrás de Canarias y la Comunitat Valenciana.

El suelo rústico de Canarias es, con diferencia, el más caro del Estado, con un precio medio de 67.124 euros por hectárea. En un valor tan alto confluyen diversos factores. Por una parte, el carácter montañoso y volcánico de las Canarias hace que el suelo rústico, y concretamente la superficie agraria útil, sea más bien escaso en relación a la extensión total del archipilago atlántico. Sin embargo, no se puede obviar que las Canarias, por su privilegiada climatología, también sufren una fuerte presión urbanística en su suelo rústico, lo que inevitablemente encarece su valor.

En la Comunitat Valenciana también incide la presión urbanística. El suelo rústico de Valencia arrastra desde hace tiempo una alta valorización porque desde siempre ha sido una comunidad con vocación agrícola, principalmente en los cultivos hortofrutícolas, un subsector que ofrece elevados rendimientos. No obstante, y como ya es sabido, el Levante peninsular está sometido desde hace unos años a una gran expansión urbanística.

El de Balears sería un caso parecido a los dos anteriores. En un territorio insular y limitado, el suelo rústico tiende a ser caro, pero la incuestionable presión urbanística para la construcción de segundas residencias y algunos equipamientos ha traído como consecuencia que la tierra presente un alto precio en las Islas, a pesar de que las actividades agrarias tienen muy poco peso en el PIB.