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El día de ayer fue desagradable, con viento, nublado, frío y con ligeras precipitaciones de nieve. Cualquiera lo hubiera interpretado como un mal presagio, si no hubiera sido porque las previsiones meteorológicas ya lo habían advertido. La visita de Sarap Jangbu, el sherpa que con el coreano Mr. Parks culminó con éxito el miércoles pasado la primera travesía norte-sur del Everest, animó al campamento mallorquín a las horas previas de la partida de los tres escaladores.

Parecía que no tenía que llegar nunca, pero la hora del ascenso definitivo ya está aquí. Hoy, a primera hora de la mañana, Oli y los dos Tolos se han puesto en marcha hacia la cima del Everest. En tres días, los mallorquines se habrán situado en el Cuello Sur (8.000 m.), desde dónde harán el ataque final al techo del mundo. Si el tiempo no los traiciona y tampoco las fuerzas, en la madrugada del miércoles habrán coronado su objetivo y la bandera de Mallorca ondeará desde el punto más alto de la Tierra, a 8.850 metros de altura.

Cuando todavía está caliente la ofrenda de los tres alpinistas en el altar de oraciones del campo base (5.330 m.), la mente de todos ya se encuentra en el objetivo final. Pero tenemos que tener en cuenta que han iniciado un largo y complejo ascenso, de tres mil cinco cien metros de desnivel, donde las dificultades son muchas y diversas. De entrada, la siempre inestable cascada de hielo de Khumbu, que se ya ha empezado a deshacer en algunos tramos debido al progresivo incremento de las temperaturas.

Joan C. Palos (Everest)