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El desarrollo del pleno ordinario celebrado ayer en el Ajuntament se vio alterado poco después de su inicio debido a un incidente provocado por el portavoz de algunas de las once familias que hasta el pasado 11 de noviembre vivían en los números 15 y 17 de la calle Antoni Pons, que tuvieron que abandonar sus viviendas ante el riesgo de un posible derrumbe de ambas fincas, al haberse hundido parte del terreno tras una rotura de una conducción de Emaya. Un informe del Col.legi Oficial d'Arquitectes de Balears determinó en diciembre que un mal asentamiento del terreno, provocado por las constantes fugas de aguas residuales durante años en los números 17 y 19, habría provocado la rotura de dicha tubería de Emaya. En el orden del día de ayer no había programado ningún punto en el que estuviera previsto hablar sobre la situación en que se encuentran dichas viviendas o sobre el futuro de las familias afectadas. Tan sólo estaba previsto que EU-EV presentase una moción pidiendo la comparecencia del teniente de alcalde de Urbanisme, epopular Javier Rodrigo de Santos, en el próximo pleno del 29 de junio, para hablar sobre este asunto.

A partir de ese momento, se vivieron instantes de mucha tensión. Cirer pidió a estas personas en varias ocasiones que, por favor, guardasen silencio, petición que no fue atendida, por lo que Cirer les pidió a continuación que, por favor, abandonasen el salón de plenos. Varios agentes de la Policia Local entraron entonces en el salón de plenos para custodiarlas hasta la salida de Cort. Tras el incidente, Cirer recordó todas las actuaciones que ha llevado a cabo el Ajuntament desde el 11 de noviembre, incluido el realojo de las familias afectadas, a través de Habitatge y Serveis Socials, en pisos en los que no tienen que pagar alquiler, y recordó que la pasada semana ella recibió a una representación de los vecinos. En estos momentos, Cort quiere evitar que la posible declaración de ruina de los edificios ubicados en los números 15 y 17 de Antoni Pons suponga que los inquilinos se queden sin contrato.

Unos treinta minutos después de iniciada la sesión de ayer, varias de las familias que vivían en Antoni Pons desplegaron, en silencio, tres pancartas en el salón de plenos, con críticas a De Santos y a Emaya. Unos minutos después, y como suele ser habitual en cada pleno, la alcaldesa de Palma, la popular Catalina Cirer, propuso que pasasen a debatirse los puntos del orden del día en que estaban previstas las intervenciones de aquellas entidades ciudadanas y vecinales que con anterioridad habían solicitado poder intervenir en el pleno, entre las que no se encontraba ninguna representación de los vecinos de Antoni Pons. En ese momento, su portavoz, Miguel Torres, y las personas que le acompañaban empezaron a aplaudir, e instantes después Torres pidió a gritos la dimisión de De Santos.