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El PSM acaba de iniciar una nueva etapa que ya ha provocado consecuencias traumáticas. La elección de conformar un bloc para las próximas elecciones y la designación de Biel Barceló como secretario general abren una etapa desconcertante y muy difícil para los nacionalistas. Nada más conocerse el resultado del congreso, el que fuera elegido candidato para la Presidència del Govern, Mateu Crespí, anunció su renuncia a encabezar la lista. Pere Muñoz, candidato del PSM a Palma para las próximas municipales, hizo lo propio, renunció a ser candidato. Además, Muñoz anunció su intención de dejar su cargo de concejal en el Ajuntament de Palma, renuncia que se producirá en los próximos días.

Desde el punto de vista electoral, la apuesta del PSM por un bloc es arriesgada y se produce cuando sólo falta un año para las elecciones. Hay muchas cuestiones que negociar y el tiempo escasea. Además, hay que ver si ebloc dará importantes réditos a los partidos que lo conformarán: PSM, Alternativa Unida-Els Verds y ERC. Resulta difícil de creer que entre todos los partidos puedan obtener más de los siete diputados que ahora mismo suman las formaciones que, teóricamente, integrarán e bloc. Pero hacer previsiones electorales siempre resulta arriesgado y, por encima de todo, los militantes del PSM deben acatar el resultado del congreso, para lo bueno y para lo malo. Por eso resulta muy poco defendible la decisión de Pere Muñoz de abandonar Cort cuando falta un año para acabar la legislatura. Muñoz adquirió un compromiso con los electores y las resoluciones de los congresos deberían ser secundarias. Muñoz tiene todo el derecho del mundo a no querer ser candidato en la nueva etapa política, pero su obligación era continuar al frente del grupo municipal. Su decisión ha sido precipitada y errónea, y además provoca un daño irreparable al PSM en sus aspiraciones municipales. La postura de Mateu Crespí, en cambio, es más defendible y no traerá tantas consecuencias al grupo parlamentario.