Maria Antónia Munar y los patrocinadores brindan con los expedicionarios. Foto: PERE BOTA

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Fent l'Everest heu pujat Mallorca al cim del món. Enhorabona, al.lots!», «Benvingut papá» y «Els mallorquins al sostre del món» eran algunas de las pancartas que daban la bienvenida a los expedicionarios mallorquines que el pasado 18 de mayo coronaron el Everest. Con algo de retraso, Joan Antoni Olivieri «Oli», Tolo Quetglas y Tolo Calafat llegaron a Son Sant Joan sobre las 17.00 horas. Los familiares tuvieron la oportunidad de abrazarles a pie de pista, mientras que los amigos, los patrocinadores y los medios de comunicación les esperaban en la puerta «F» de la terminal de Salidas. Cada vez que las puertas correderas se abrían, se vivía un sentimiento de emoción entre los que esperaban que se atenuaba al comprobar que no se trataba de la salida de los expedicionarios. Pero un grito de uno de los que aguardaban alertó a los demás de que los montañistas estaban a punto de salir. Oli y los dos Tolos eran recibidos con vítores, aplausos y gritos de «¡enhorabuena!» acompañados por el sonido de los xeremiers. La emoción se reflejaba en los rostros de cada uno de los integrantes de la expedición «Mallorca a dalt del tot», que por fin llegaban a la Isla.

Poco después de llegar a Son Sant Joan, los expedicionarios junto con Joan Carles Palos, periodista del Grup Serra que les ha acompañado en esta aventura, eran trasladados en un autobús hasta la sede del Consell de Mallorca, donde la presidenta, Maria Antònia Munar, les recibía. Munar les felicitó por «haber llevado el nombre de Mallorca hasta el techo del mundo». Según la presidenta, este hito ha sido posible gracias al esfuerzo y la perseverancia de los montañeros que, a pesar de no conseguir esta hazaña el año pasado, lo intentaron de nuevo. Además, añadió que la bandera de Mallorca que Tolo Calafat y Oli colocaron en el techo del mundo «ocupará un lugar privilegiado en el Museu de l'Esport».

Por su parte, los tres expedicionarios quisieron agradecer el apoyo de los patrocinadores, de sus familias, así como de la sociedad mallorquina en general. Tolo Quetglas, el tercer expedicionario que no pudo realizar la gesta por un dolor de espalda, explicó que el Everest «no es un juego de niños y tiene sus complicaciones». Además, señaló que él tiene un doble sentimiento; «de alegría porque la expedición ha conseguido su meta pero también un poco de decepción porque un alpinista siempre quiere llegar hasta el final pero yo no pude». Oli explicó que cuando Tolo Quetglas decidió, por problemas físicos, no continuar la ascensión hasta la cima, sintió una gran tristeza pero «en ese momento no puedes pararte, tienes que seguir adelante y así los hicimos». De este modo, lograron coronar la cima más alta del mundo. Cuando se encontraban sobre ella, Oli asegura que sintió una «alegría inmensa pero también un gran cansancio. Lo primero que hice fue sentarme, dejar la mente en blanco y sentí una gran tranquilidad interna». Por su parte, Tolo Calafat explicó que no se dio cuenta de verdad de que había conseguido subir el Everest hasta que bajó al campo base, «hasta ese momento no me lo creía porque el cansancio me podía». Tanto para Oli como para Tolo Calafat, lo más difícil fue la bajada, ya que tuvieron que volver a pasar la noche a 8.000 metros. Joan Carles Palos, periodista del Grup Serra, destacó que durante estos dos meses han vivido como «una familia» y no dudó en alzar el grito de «A la fi, hem fet cim». Tras la recepción, los alpinistas firmaron la bandera. En el acto también estuvieron presentes Francesc Buils, conseller executiu de Presidència del Consell; Jaume Reguard, director general de GESA-Endesa; Joan Morell, vicepresidente de Sa Nostra, y Pere Batle, director general de Sa Nostra.

S. Coquillat