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Son Moix se convirtió ayer en una fiesta de color, música y alegría gracias al trabajo de los alumnos del colegio Luis Vives, que recrearon diferentes islas del mundo en un vibrante espectáculo creado para la fiesta de final de curso de ese centro. La obra abarcó siete archipiélagos representados por todos los alumnos de educación infantil y primaria del colegio. Bajo una mezcla de música étnica, dance y contemporánea, los más pequeños (3 años) salieron a la pista del polideportivo ante la gran ovación del público, conformado por padres, madres y familiares cargados de abanicos, cámaras fotográficas y videocámaras. Su número, basado en Sri Lanka convirtió Son Moix en una sangría de música y colorido.

A continuación, los niños de cuatro años representaron a Balears en su número con un gran sol amarillo y grandes telas azules, simbolizando el mar, y que hacían una clara referencia al modelo de sol y playa instaurado en las Islas.

El espectáculo siguió su curso con un incesante ir y venir de padres, dejando paso a los alumnos de cinco años, que movieron sus cuerpos al ritmo de Hawai. Ellos de naranja, ellas de blanco, levantaron las risas de todos los presentes moviendo sus jovencitas caderas.

De Hawaii se pasó a Cuba en un número tan fresco como esa isla caribeña. Poco después, entró en escena el país del sol naciente, Japón. Las geishas y los samuráis de 3º y 4º de Primaria inundaron Son Moix con ritmos orientales.

Los niños de 5º de Primaria se atrevieron a poner color a las Islas Hébridas en el penúltimo número de la tarde. El fin del espectáculo, y el fin de curso, fue para los de 6º de Primaria, con la recreación de la exótica Bali, poco antes de que todos celebraran el final.

Javier J. Díaz