El derribo de Sant Joan de Déu, que borrará para siempre una de las estampas más conocidas y a la vez polémicas del Coll den Rabassa, se inició el pasado marzo y concluirá en diciembre. Actualmente se ha ejecutado un 50 por ciento de la demolición, realizada por la empresa Tienes Demoliciones.
Derribar Sant Joan de Déu no es fácil. No se trata simplemente de acudir allí con las máquinas y empezar a tirar muros y estructuras. Previamente ha sido necesario realizar una minuciosa y delicada labor de separación y recogida de materiales tóxicos y peligrosos, como por ejemplo el amianto que recubría calderas y turbinas. Actualmente, el uso de amianto está absolutamente prohibido por ser un material peligroso, pero estaba autorizado cuando se construyó la central. También se han retirado los ácidos de las baterías y diferentes filtros. Destacable resulta la recogida de 1,4 millones de litros de fuel y lodos que quedaban en los tres tanques de combustible. Ahora, estos depósitos están abiertos para que se ventilen y se disperse un tanto su impregnación a la hora de acometer su derribo. Todos los residuos tóxicos y peligrosos han sido entregados a gestores autorizados.
Básicamente, hasta ahora se han demolido parte de las calderas, el equipamiento auxiliar, las chimeneas (que se construyeron recortadas para no afectar al aeropuerto) y las oficinas. Queda por tirar abajo la gran estructura central de hormigón que albergaba las cinco turbinas que funcionaban en Sant Joan Déu, cada una de ellas de 40 megawatios. En total, 200 megawatios, menos de la mitad de la potencia de las centrales actuales de Son Reus y es Murterar.
En el derribo de Sant Joan de Déu se han empleado hasta ahora 30.000 horas de trabajo, con puntas de 55 personas trabajando, lo normal es que lo hagan unas 50, y siete máquinas operativas entre picadoras, excavadores, imanes y tenazas, además de los camiones de transporte.
En 30.000 horas de trabajo realizadas, el único percance laboral ha sido una fractura en la mano de un trabajador. Una parte de los escombros se triturará y servirá para recubrir las antiguas zanjas por donde discurrían las tuberías que tomaban agua del mar para la refrigeración de la central.
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