Este repentino cambio no sólo ha afectado a los turistas y pasajeros sino a muchos comercios que como consecuencia de los filtros se han quedado desplazados y ya no forman parte del conjunto de tiendas situadas en el interior de la zona de embarque. «Ahora la gente va directa al filtro y ni se para. Antes se nos veía más, ahora las ventas son menores» afirma la dependienta del kiosko de prensa «Relay».
Las únicas tiendas con acceso para los pasajeros que no tengan tarjeta de embarque son el banco, el estanco, la farmacia, la lotería, el kiosco de prensa y dos tiendas de ropa.
Los pasajeros están desorientados ante la nueva iniciativa que tan sólo lleva en marcha 24 horas y que obliga a los familiares a despedirse antes. «Me suena un poco a la T4 de Madrid. Mucho recorrido, la entrada no se ve muy clara» señala Miguel Cárdenas, uno de los primeros turistas afectados por los cambios de Son Sant Joan. Algunos de los trabajadores del aeropuerto también están descontentos con la iniciativa, porque «marea a la gente. No facilita nada al turismo ni a los trabajadores». Pero no todas las opiniones son negativas: Sonia Cabañas, de Valencia, afirma que el nuevo sistema de filtros indica mayor seguridad.
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