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Tras lo visto el pasado sábado en el patio de La Misericòrdia, está claro que la Isla cuenta con una excelente cantera de diseñadores. La segunda edición de la Pasarela Mallorca, organizada por el Consell de Mallorca, recorrió el presente de la creatividad balear y ofreció un recorrido por estilos y tendencias que protagonizarán el mañana. Los ocho talentos que participaron, seleccionados en el Concurso de Jóvenes Diseñadores de Mallorca, debían mostrar al numeroso público asistente en qué están trabajando. Margarita Payeras fue la encargada de abrir la velada con «On board», una colección muy urbana que combinó monopatines con chaquetas con capucha. Los «Siete pecados capitales» de Eva Marie-Louise Seidenstücker trajeron la sofisticación y, las prendas de Cati Llompart, tercera finalista con «Banyat dins la roba», el colorido.

El «Jas» de María Crespí demostró que se puede ser inconformista con los cánones de indumentaria existentes a través de piezas sencillas. Mientras, la colección «Algo nuevo, algo viejo, algo prestado, algo azul» de Lorena Fernández, que se llevó el segundo premio, una beca para trabajar con Carol Dengrà, reflexionaba sobre el papel que empieza a tener la mujer del siglo XXI dentro de una sociedad anclada en los tradicionalismos. Temática que también se recreó en los «Aviadores», de Veronika Martens, quien intentó revivir aquella época en que la mujer estaba relegada a un segundo término profesional. La ganadora de la Pasarela Mallorca, Lourdes Colom, deslumbró con «Tamara de Lempicka» y disfrutará de una beca para trabajar con José Miró. Por último, Pablo Rodríguez cerró el desfile con «Mirrealisme».

L.M.