La mayoría de las unidades militares no eran numerosas, la mayor era el batallón de Inca con no más de 200 soldados. Era precisa la colaboración civil. Durante la noche del 18 los afiliados de falange se reúnen en la casa del escritor francés Georges Bernanos y en la del jefe de milicias, el Médico Don Mateo Palmer, todos armados con fusiles y pistolas ametralladoras y vestidos ya con la camisa azul.
El general que ya había dado órdenes señalando los lugares que debían ser ocupados se dirige al cuartel de caballería anejo a capitanía y es recibido entre vítores por los civiles sublevados allí reunidos. A las siete y media de la mañana del domingo 19 de julio se declara el estado de guerra en Mallorca y se hace público el bando militar que lo anuncia:
Las patrullas armadas se apostaron en los accesos al centro de la ciudad: Avenida de Antonio Maura, el Borne, San Jaime, La rambla, Almudaina, Victoria, Santo Domingo, Colón, San Francisco, Santa Eulalia, Cadenas. El objetivo principal era el Ayuntamiento dónde se decía que estaban ocultas y dispuestas a la resistencia las milicias de la Casa del Pueblo.
Tras dejar libre de curiosos y transeúntes los alrededores, se tomaron todos los accesos a la plaza de Cort. Cada esquina quedó convertida en un parapeto. Varios paisanos de Movilización Civil al mando de don Juan Serra avanzaron hacia la casa consistorial. El ayuntamiento parecía desierto. Se sabía que el alcalde Darder (detenido y fusilado posteriormente) había dado orden a la policía municipal de pasar allí la noche.
Una vez controlada la ciudad, el general Goded parte para Barcelona (donde fracasará y será fusilado) dejando el mando en manos del coronel Díaz Freijó, en la espera que llegue el general Bosch desde Menorca. Convoca a los oficiales y completa los nombramientos: Gobernador civil el teniente coronel de ingenieros don Luís García Ruiz; alcalde de Palma el teniente coronel de infantería don Andrés Cifre Moreno, hasta que regresara de Menorca el comandante Mateo Zaforteza Ausoles; presidente de la gestora provincial el coronel de infantería Ramos Unamuno; delegado militar de telégrafos el teniente coronel de artillería José Enseñat Martínez; en correos el capitán del cuerpo jurídico don Luís Ramallo.
Tras la marcha del general Goded hubo leves contaos de rebeldía y se intentó llevar a cabo la anunciada huelga general. El nuevo gobernador García Ruiz, frustró todo intento y el día 20 de julio oculto o huido el comité de huelga los tranvías, ferrocarriles, tiendas, talleres, fábricas y puertos funcionaban. El nuevo gobernador destituyó a todos los alcaldes de la isla y designó otros adictos al Movimiento. Se detuvo a diputados socialistas entre ellos a Alejandro Jaume, la Casa del Pueblo quedó convertida en el cuartel de la Falange Española. Casa de José Antonio Primo de Rivera.
En varios pueblos, surgieron puntos de rebeldía pronto sofocados. En Pollença el diputado por tarragona Amós Ruiz Lecina, de vacaciones en Palma y huido allí, en connivencia con el jefe de la base de hidros capitán Fernando Beneito, arengaron y agruparon a soldados de la base, carabineros y algunos civiles. Así cuando se presentó el suministro de intendencia desde Palma, al mando del alférez don Juan Cerdá, se les dio el alto y tras un tiroteo cayeron este y un soldado.
Una columna mixta motorizada se organizó desde palma y reconquistó Pollensa, huyendo a Barcelona el diputado socialista y el jefe de la base mencionados.
Los de Acción Popular al mando del capitán Feliu Blanes y los requetés del capitán Villalonga se reúnen y a las 4 de la mañana del 19, salieron todos en dos camionetas y se detuvieron frente al cuartel de caballería contiguo a la capitanía general.
El centinela les dio el alto quién vive y ellos respondieron ¡¡ Arriba España ¡¡¡ entrando en el edificio para sumarse al alzamiento. Eran 40 falangistas, 80 de Movilización Civil (Acción Popular) y 30 entre Requetés y Renovación Española.
El capitán Enrique Pérez Guardiola había repartido 150 fusiles y enviado otros cien a Inca para los comprometidos. Se reparten las municiones a razón de cincuenta cartuchos por individuo. Falange distribuye unos brazaletes confeccionados secretamente por doña Concha Batle Espejo y doña Dolores Alemany.
Artículo primero. Se declara el estado de guerra en todo el Archipiélago Balear.
Artículo segundo. -En defensa de la Patria, asumo el mando absoluto en todo el Archipiélago, quedando destituidas todas las autoridades civiles.
Artículo tercero.- Resuelto a mantener inflexiblemente mi autoridad y el orden, será pasado pro las armas todo aquel que intente en cualquier forma, de obra o de palabra, hacer la más mínima resistencia al Movimiento salvador de España.
Artículo cuarto.
Todos los soldados que disfruten permiso deberán incorporarse inmediatamente. Asimismo se incorporarán inmediatamente a sus Cuerpos todos los soldados del capítulo XVII de la ley de Reclutamiento, denominados cuotas, pertenecientes a los reemplazos de 1931 y 1936, ambos inclusive, y cuantos soldados de estos mismos reemplazos deseen hacerlo voluntariamente para contribuir a este Movimiento salvador de España.
Palma de Mallorca, 19 de Julio de 1936 El General Comandante Militar de Baleares. Manuel Goded Leyese el bando ante la puerta de capitanía, acompañaban al general el coronel de infantería señor Díaz de Freijó, el comandante señor Llobera, el teniente de ingenieros López Bassa y otros oficiales. El general arengó a los paisanos armados y acto seguido ordenó fueran a ocupar los objetivos señalados.
Las fuerzas del ejército se dirigieron a Gobierno Civil, deteniendo al gobernador, central de GESA y suburbios en donde grupos de obreros imponían la huelga general. La Casa del Pueblo, enfilada por dos piezas de artillería móviles, se entregó sin lucha, sólo había dos ocupantes, pues el resto habían marchado de allí advertidos por el gobernador civil.
La sede de Esquerra Republicana Balear en el paseo del Borne, sobre el Bar Bosch, es saqueada y ocupada, la Diputación, Correos, Ferrocarriles, Telefónica y otros edificios públicos quedan en poder de los sublevados. Desde la ocupada Radio Mallorca, ofrecida por sus propietarios antes del alzamiento, anuncian la victoria el teniente Isasy y el locutor Pons.
Juan Serra se acerca a la puerta que golpea repetidamente con su mosquetón conminándoles a salir. Se abrió la puerta y salieron sin resistencia alguna veinte municipales. No había nadie en el Ayuntamiento. Don Juan Serra echó escaleras arriba.
Cort estaba desierto. Ningún incidente se hubiera producido si no hubiera sido por una confusión. Dos individuos que pasan por la calle Colón, parecen sospechosos a los falangistas que hacen servicio de vigilancia en un coche ligero y que disparan contra ellos por no obedecer la voz de alto. El disparo origina un gran tiroteo de todos los sublevados. Al cesar el mismo, aparecen fuerzas de Infantería por la plaza de los mercados, y unos y otros se creen enemigos, reproduciéndose el tiroteo, cayendo mortalmente herido el falangista Juan Bárbara, que ingresa cadáver en la casa de Socorro.
En la refriega es también alcanzado un coche con oficiales cayendo heridos dos de sus ocupantes y muriendo también el Capitán Puig. Una columna dirigida por Enrique Esquivias Zurita, el Capitán Fuster y el teniente Pagés ocupará el ayuntamiento y la Diputación.
La sede del diario Ultima Hora, que en aquella época estaba en una isleta en la Plaza de Cort, es invadida por un grupo de milicianos que irrumpen en sus oficinas y advierten al director que a partir de ese momento el diario y los demás medios de comunicación de la isla, sólo difundirán noticias favorables al Movimiento Nacional. En pocas horas del día 19 de julio el alzamiento había triunfado.
El marqués de Zayas al mando de la falange y el jefe de milicias Mateo Palmer, junto al capitán García de la Serena organizaban las milicias de los que se ofrecían a secundar el Movimiento.
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