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«No tomamos ninguna medida especial para combatir el calor, lo que hacemos es beber mucho líquido e intentar alternar el trabajo en el sol con algunos ratos a la sombra», explicaba ayer Antonio Sánchez obrero de la construcción que confesaba beber de «tres a cuatro días de agua al día» para combatir el calor. Su compañero Matías concretó que «lo que hago es beber mucha agua e intentar buscar un poco de sombra», aunque durante las horas de más calor el hecho de intentar buscar una sombra es prácticamente imposible cuando se trabaja en plena calle y durante horas.

«Cuatro litros de agua al día nos bebemos -dicen al unísono Alfonso y Antonio- e intentamos ponernos a la sombra cuando podemos descansar». Lo cierto es que estos trabajadores, que cuentan con jornadas de trabajo que oscilan entre las 8 y las 10 horas, pasan buena parte del día trabajando bajo las inclemencias del sol. «Bebemos mucho líquido pero también sudamos mucho y aunque intentamos refrescarnos todo lo que podemos la verdad es que las jornadas de trabajo son duras», añade Rafael Lara.

Miguel explica que trabajan casi nueve horas al día, «de 8 a 9 de la mañana, paramos un rato para merendar y continuámos trabajando hasta las 13 horas, después comemos y a las 14.00 horas volvemos a empezar a trabajar hasta las 18.00 horas», lo que supone el tener que pasar muchas horas bajo el fuerte sol. Manuel Pelarda, secretario de Acción Sindical de la UGT, sostiene que «las empresas no cumplen las medidas de seguridad necesarias para garantizar que los obreros de la construcción no sufran un golpe de calor».