El etarra Francisco Javier García Gaztelu, «Txapote», ha sido juzgado ya por cuatro de las ocho causas pendientes con la Justicia, una vez entregado por Francia hace poco más de un año. Por el momento, ha sido condenado a 50 años de cárcel por el asesinato de Miguel Àngel Blanco en 1997 y a 82 años por el de Fernando Múgica. «Txapote», al igual que otros sangrientos terroristas como Parot o Guridi, ha mostrado en todo momento una actitud arrogante y de desprecio al tribunal que lo ha juzgado; comenzó dando patadas a la mampara de seguridad en la sala del segundo juicio, y ha terminado dando la espalda a los jueces en su última comparecencia.
Su actitud es totalmente reprobable y denota una completa falta de arrepentimiento que comparte con una buena parte de los miembros de la banda etarra detenidos. Estos terroristas, lo más crueles de la organización, deben ser condenados a pagar de forma íntegra su responsabilidad penal, sin rebajas ni privilegios aplicables en otros casos a presos «recuperables» para la sociedad que ofrecen otro tipo de conductas.
Todas las sentencias aplicadas a «Txapote» deben cumplirse, ajenas a determinadas reivindicaciones de la banda terrorista en el proceso de negociación con el Gobierno de Zapatero, como es el acercamiento de presos etarras a las cárceles vascas. Otros etarras encarcelados, dispuestos a rehabilitarse desde el punto de vista personal y social, podrían estar en el punto de mira de este punto de negociación tan reclamado por los etarras.
Afortunadamente, segun ha afirmado el ministro López Aguilar, el Ejecutivo no permitirá que «unos perturbados», aludiendo a etarras como «Txapote», lideren el proceso negociador camino de la paz.
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