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La reliquia de Santa Catalina Thomás volvió a encontrarse ayer con los cientos de «valldemossins» que como cada año quisieron honrarla durante la tradicional procesión.

Desde primera hora de la tarde, las terrazas y las calles del pueblo se llenaron de gente y se engalanaron con plantas, banderas e imágenes de la Santa para recibir, en primer lugar, el pasacalles a cargo de la banda de música de Montuïri.

Minutos antes de las 20.00 horas los «valldemossins» vestidos de payeses comenzaron a llenar la Iglesia de San Bartomeu donde el rector Antonio Dolç se encargó de oficiar la misa previa a la procesión. En los primeros bancos de la parroquia pudimos ver a la «hereva», Catiana Capllonch Mas, junto a su corte, y a la «beateta», Mar Deianira García-Mauriño con los pequeños angelitos, que participarán esta noche en el carro triunfal. En la procesión estuvo la vicepresidenta del Govern, Rosa Estaràs, vestida de payesa y acompañada de su hijo, su hermana y sus sobrinas; además del alcalde del municipio, Joan Muntaner y el resto de la corporación municipal.

El repique de las campanas marcó el inicio de la procesión que arrancó desde la plaza de la iglesia. En primer lugar, salió una cruz y, tras ella, la banderola de Santa Catalina Thomàs, la «hereva» y la «beateta». Seguidamente, el sacerdote Antonio Dolç portó la reliquia junto al resto del clero. El ritmo de la procesión lo marcó la música de la banda de Montuïri, los Xeremiers de Sa Garriga y la colla de Xeremiers del Consell de Mallorca, que fueron seguidos por todos los payeses y por el resto del pueblo.

La procesión de la reliquia es una fiesta familiar en la que los principales protagonistas, además de la Santa, son los niños que, acompañados de sus familiares, se visten con sus trajes de payeses para participar en el acto religioso.

Tras recorrer las calles más céntricas de Valldemossa, la reliquia volvió a la capilla de Santa Catalina Thomàs, donde se le hizo una gran ofrenda floral.

Ana Largo