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Un vistazo a internet y a la página web de Sol Meliá le dan a uno una visión lo más cercana posible a lo que representa y es Gabriel Escarrer como empresario, hotelero y emprendedor, que le hacen merecedor de la Medalla de Oro de la Comunitat que recibirá mañana de manos de los Reyes en un acto que se celebrará en el Castell de Bellver. Su carácter, orgullo personal bien entendido y tener muy claro lo que quería ser, han convertido al fundador de Sol Meliá en un auténtico referente a nivel empresarial en todo el mundo.

Hotelero de raza y visión emprendedora que le movió en 1956, con 21 años, a alquilar por 150.000 pesetas al año un caserón de 34 habitaciones y 60 plazas, el hotel Altair en pleno Son Armadans. Fue el inicio de Sol Meliá y de un proyecto empresarial en el que un joven Escarrer nunca pensó que llegaría tan lejos, pero su visión de los negocios, su preparación y esfuerzo personal lograron que saliera de todos los atolladeros y problemas.

A pesar de los reveses que tuvo, continuó alquilando hoteles y en 1965 nació Hoteles Mallorquines. Aprovechó a la perfección el «boom» turístico de los 60 y sus conocimientos sobre los mercados emisores, principalmente el británico, aunque ello le quitara horas de sueño, de estar con la familia y de disfrutar de sus hijos. Su lema: «Pasión por el servicio», es como una impronta personal en todo lo que acomete, unido a su intuición para los negocios y saber estar en el momento adecuado. Fueron años de relaciones personales, de contactos directos con los touroperadores, de ganarse su confianza y de ofrecer un producto atractivo para el turismo vacacional.

En los 80 se produce una reorganización en el equipo directivo para acometer la gran expansión. Aquí, contó con un equipo de profesionales de lujo, entre ellos Juan Vives. Atrás queda ya esa pequeña cadena hotelera en la que todos hacían de todo y se entra en una dinámica empresarial que requería una mayor especialización, delegación de responsabilidades y una mejor organización del trabajo. Hubo noches en las que no pudo pegar ojo por falta de financiación, pero siempre al final había o llegaba una solución.

Bajo el nombre de Grupo Sol comienza el goteo de adquisiciones. Cae Hotasa por la expropiación del Gobierno socialista en 1984, por lo que Escarrer pasa de una tacada de 60 a 90 hoteles. Son años febriles en la sede de la cadena en Gremio Toneleros, puesto que Escarrer crea nuevos departamentos. Tras Hotasa sucede lo propio con Entursa, sumando ya 126 hoteles. Es aquí, donde se plantea el hecho de la internacionalización, con la inauguración en 1985 del Bali Sol. Dos años más tarde incorpora Hoteles Meliá.

A partir de aquí, se inicia un proceso expansivo imparable en México, Cuba, República Dominicana, Venezuela, Colombia, Turquía, Marruecos, Túnez, Egipto un largo etcétera de países más.

Viajero incansable y el querer estar siempre al pie del cañón y controlar la explotación de sus hoteles, motivó que adquiriera un reactor para llegar más lejos, más rápido y perder el menor tiempo posible. Reactor que compró a su amigo Miguel Fluxá y en el que ha ultimado la expansión de su cadena por todo el mundo, incluso en China.

La entrada de la segunda generación, principalmente en 1993 de sus hijos Sebastián y Gabriel, supone un cambio de rumbo para él, para su compañía, su familia y trayectoria de la cadena. Llega la modernización, la salida a Bolsa en 1996, la apuesta por la comercialización on-line, las alianzas y la adquisición de Tryp Hoteles. Y así le llegan los reconocimientos personales a nivel local, nacional e internacional.