Las ocho chicas de la embarcación rebosan simpatía. Foto: JULIÁN AGUIRRE

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Preparación no les falta y experiencia tampoco, y desde 2002 forman el equipo femenino de las regatas a bordo del «Maltesers». Ocho mujeres jóvenes, guapas, divertidas y deportistas, que durante esta semana de la Copa del Rey de vela han dejado a un lado sus profesiones de maestras, economistas, abogadas, ingenieras o diseñadoras para convertirse en duras competidoras para el resto de tripulaciones.

No dudan en reconocer que la competición en aguas mallorquinas es dura, pero tienen espíritu ganador y «dentro de las posibilidades de nuestro barco estamos obteniendo buenos resultados» asegura la patrona Beatriz Adell. La pasión por el mar y por la navegación ha condicionado totalmente sus vidas. La armadora del «Maltesers», Lidia Dosdá, llegó a participar embarazada en los inicios del equipo, pese a que casi no desempeñaba funciones, y otras esperan a que finalice la competición para ser madres.

«Este deporte condiciona nuestras relaciones de pareja o familiares, nuestro trabajo, todo... porque no todo el mundo entiende que dediques tus vacaciones a navegar o que tengas que dejar a tu hija al cuidado de tus padres porque quieres competir», afirma la armadora. Pero quizá lo que menos les ha costado es demostrar que pese a ser las únicas mujeres participantes en la Copa del Rey de vela son competentes. Y es que esta tripulación ha medido sus fuerzas con regatistas de reconocido prestigio.

Ana Largo