La Reina sostiene a la infanta Leonor mientras doña Letizia y el duque de Lugo contemplan la escena.

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Esto se acabó. La Copa del Rey de Vela puso ayer punto final. Hasta el año que viene, pues. Y como no podía ser de otro modo, los pantalanes y el campo de regatas se vieron muy concurridos. Al primero llegaron, por este orden, el Rey, los duques de Lugo y el príncipe don Felipe, que por la noche viajaría a Colombia, viaje del que debe estar de regreso mañana, martes, ya que a las siete de la tarde tiene un posado con el resto de la Familia Real.

A todo esto, en la base naval de Portopí, Harald de Noruega y su tripulación de regatas pasaban desde el yate real, Norgue, al Fram XIV, para dirigirse a la línea de salida. Alrededor del mediodía, en lo que doña Elena se enrolaba en el Siemens, y de cuya caña se hacía cargo -¿quién dijo que a la Infanta sólo le iban los caballos?-, su esposo, don Jaime de Marichalar, junto con sus hijos, Froilán y Victoria Federica, regresaron a Palacio, desde el cual, y en el mismo automóvil, se desplazaron a Portopí.

Allí, se embarcaron en el Fortuna, en el que ya se encontraba la reina doña Sofía, la princesa de Asturias, Letizia Ortiz, y su hija, la infanta Leonor. Al regio grupo se les unió otro, el de los espónsors de la Copa del Rey: los propietarios de Agua Brava y Camper, Puig y Fluxà, y más gente.

Pedro Prieto