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Cala Agulla es, sin duda, una de las playas más importantes de todo el municipio de Capdepera, un recodo con encanto que hemos preferido incluir en la sección de 'superplayas' dado el nivel turístico del núcleo en el que se enmarca. La inevitable urbe de Cala Rajada -más concretamente Cala Lliteres- rompe la estampa, aunque sólo en dirección a sa Punta des Far, pero conserva los suficientes atributos para seguir siendo un destino atractivo en los principales mercados emisores. Nadie cuestiona que, como otras zonas, Cala Rajada guarda su propia personalidad turística; y un año más, miles de europeos -especialmente alemanes- se llevan un grato recuerdo del 'finisterre' del Llevant mallorquín. Y aunque durante todo este verano encontrar hueco para estirar la toalla ha sido casi tan difícil como dar con la 'agulla' en el pajar, los visitantes de Cala Agulla muestran gesto de satisfacción. A pesar de la concurrencia de este tramo de litoral de 580 metros de largo, el paraje es majestuoso. Arena blanca muy fina, agua muy turquesa y un frondoso pinar que regala sombra y cobijo a aquellos que prefieren pasar una jornada playera diferente, bajo la arboleda, mirando al mar -siempre buscando la silueta de Menorca- y respirando la brisa marina.

Marisa Martínez